El Gobierno de Irán ha calificado de “cobarde” el asesinato del primer ministro huti de Yemen, Ahmed Ghaleb al Rahwi, ocurrido en un bombardeo israelí la semana pasada en Sana. Este ataque ha sido descrito por las autoridades iraníes como un “crimen atroz y sin precedentes”.
Reacción de Irán y condena internacional
El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, expresó en un comunicado que el asesinato de altos funcionarios yemeniés es una grave violación de la soberanía de Yemen. Araqchi destacó que este acto se produce en un contexto de agresiones continuas por parte del “régimen sionista”, señalando que tales acciones son respaldadas por potencias occidentales como Estados Unidos y Reino Unido.
Resulta interesante mencionar que Araqchi también criticó la inacción de Naciones Unidas ante estas violaciones, haciendo eco de otros conflictos en la región, como el “genocidio en Gaza” y los ataques recurrentes contra Siria y Líbano. “Estas violaciones socavan la credibilidad del Derecho Internacional”, agregó.
Promesas de venganza y escalada del conflicto
Los hutiés confirmaron el sábado la muerte de al Rahwi y revelaron que otros miembros de su Gobierno también fueron víctimas del ataque. En respuesta, Mahdi al Mashat, presidente del Consejo Político Supremo de los hutiés, prometió venganza. “Este ataque no quedará sin respuesta”, advirtió.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, elogió el “golpe sin precedentes” a la dirigencia huti, enfatizando que este es solo el inicio de una serie de acciones. “Hemos asestado un impacto significativo a la dirección militar y política de esta organización terrorista en Yemen”, afirmó con una retórica desafiante.
Desde 2015, los hutiés han controlado Sana y otras áreas del norte y oeste de Yemen, lanzando ataques contra Israel y objetivos relacionados. Esta situación se ha intensificado tras el conflicto en Gaza, que comenzó con los ataques del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y otras facciones palestinas el 7 de octubre.
Adicionalmente, los hutiés han atacado buques estadounidenses y británicos en respuesta a los bombardeos de estos países en Yemen, que justifican como parte de su compromiso por la seguridad en la región. No obstante, en mayo, los hutiés se adhirieron a un alto el fuego anunciado por Estados Unidos, lo que añade una capa de complejidad a la situación actual.
Este nuevo ataque y las reacciones que ha suscitado subrayan la fragilidad de la paz en la región y plantean serias preguntas sobre el futuro de Yemen y su pueblo, en un contexto donde la violencia parece no tener fin.
