La profunda conexión entre Andalucía y el norte de Africa tiene raíces históricas muy antiguas. Desde esta región partieron los curetes, descendientes de aquellos que, desde la cultura de Almería, se trasladaron hacia Sevilla. Hace más de seis mil años, cruzaron el Mediterráneo en ambas direcciones, un movimiento que se repitió al menos mil años después. Los que regresaron fueron denominados íberos, que significa “los del otro lado” o “los de la parte de enfrente”, lo que llevó a algunos historiadores a pensar que los habitantes de la península ibérica tenían orígenes africanos.
Esta relación se mantuvo durante las épocas de Tartessos y Turdetania, donde los intercambios eran habituales. Durante la época romana, la provincia de Bética y Mauritania Tingitana compartieron una administración común. Posteriormente, durante la ocupación visigoda, a pesar de la aversión de los godos al agua, una gran parte de Mauritania, que da nombre a los habitantes del norte de África, permaneció unida a la Bética. Desde Ceuta se inició una rebelión contra los opresores godos, un evento que la historiografía oficial ha retratado erróneamente como una invasión del ejército califal de Damasco.
Las relaciones se consolidaron primero por la religión y la política, y luego a través de las llamadas “invasiones” de los almorávides y almohades, mucho antes de que se estableciera el Califato de Marruecos. Curiosamente, la segunda mitad de este último periodo tuvo su sede política y administrativa en al Andalus, específicamente en Sevilla. La conquista godo-castellana desde el norte redujo esta conexión, aunque se mantuvo unida a al Andalus la ciudad de Ceuta, mientras que Melilla se anexionó nuevamente en el siglo XV.
En Melilla, que hoy se considera la menos andaluza de las dos ciudades, surgió un fuerte impulso por la unidad de Andalucía, representado en la Agrupación Liberalista Andaluza. Esta organización fue presidida por Fermín Requena de 1926 a 1936, un periodo en el que el godismo nuevamente fracturó la unidad andaluza. La colección completa de la revista “Vida Marroquí”, editada por el Centro Andaluz, permaneció oculta en archivos personales hasta 1980.
La Agrupación nació de manera estrechamente ligada a la Junta Liberalista de Andalucía. En el quinto artículo de sus Estatutos, se define como una “sección” que “se relacionará con los autonomistas de todas las regiones españolas”. Lo más relevante es que su objetivo era “trabajar por la restauración y liberación económica y política de Andalucía”, así como la expansión de sus intereses culturales en la región. También es notable que en sus objetivos se planteaba la defensa de la República Federal, considerando a Andalucía como un ente federativo propio, promoviendo su extensión cultural hacia Marruecos.
La Agrupación defendía un modelo de Andalucía que incluía barrios moriscos y una línea ferroviaria al Estrecho, abogando por un intercambio cultural que permitiese a los marroquíes visitar Sevilla durante las ferias. Sevilla, que fue capital de Marruecos hace siete siglos, era vista como un eje de unión entre las culturas.
Para incentivar la afiliación, la revista de la Agrupación solía incluir un mensaje que decía: “Si eres andaluz de corazón, si amas el pasado, sientes el presente y quieres buscar un futuro esplendoroso para tu querida Andalucía, inscríbete hoy mismo en la Agrupación Liberalista Andaluza, llevando como único lema: “Andalucía por sí, para Iberia y para la Humanidad””.
Entre sus diversas actividades, la Agrupación organizó excursiones a distintas localidades de Marruecos y Andalucía, promoviendo el conocimiento entre ciudades hermanas. La emisora local, Radio Melilla, invitó a la directiva de la Agrupación a utilizar sus ondas para difundir sus objetivos, algo que fue aceptado de inmediato. Durante el “bienio negro”, cuando las actividades andalucistas fueron reprimidas por el gobierno conservador, Radio Melilla se convirtió en un importante vehículo de difusión de la cultura andaluza, con programas que incluían conferencias y composiciones musicales dedicadas a Andalucía.
La Agrupación propuso que Andalucía asumiera competencias de gestión en el protectorado, configurándolo como un “Estado autónomo andaluz” y estableciendo la idea de una República Andaluza. Aunque su funcionamiento era completamente autónomo, defendió el mismo estatuto que había presentado la Junta Liberalista de Andalucía. En sus filas estaban tanto melillenses de nacimiento como de adopción, así como personas originarias de Marruecos, como los miembros de la Junta Directiva, Ben Laarbi Bennuna y Sidi Abdesalam Ben Laarbi.
En los años 1935 y 1936, los nacionalistas melillenses solo contemplaban la posibilidad de una federalización del Estado mediante su adscripción a la Federación de Andalucía. Argumentaban que “siendo andaluza, es un lazo amoroso de unión y fraternal cariño entre las poblaciones del sur español y las del noroeste africano”. Así se concretaba la unidad que debía formar Melilla en la Federación andaluza.
