La Ciudad de México enfrenta serios desafíos en materia de movilidad, con más de 13 mil kilómetros de vías primarias y secundarias, pero apenas 500 kilómetros de ciclovías. La académica de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Miriam Téllez Ballesteros, destaca la urgente necesidad de implementar una estrategia integral que garantice un transporte de pasajeros eficiente y reduzca los tiempos de traslado.
En la actualidad, el transporte privado predomina en la capital, ocupando el 85% de los espacios viales. Según datos del INEGI, el número de vehículos registrados en la Ciudad de México ha aumentado de 4 millones 787 mil 187 en 2013 a 6 millones 471 mil 738 en 2023. Esto significa que actualmente hay un vehículo por cada 1.4 habitantes, lo que agrava la situación del tráfico y el transporte público.
Desafíos y propuestas para mejorar la movilidad
Téllez Ballesteros, quien cuenta con una maestría en Ingeniería de Transporte y más de 25 años de experiencia en proyectos de vialidad, critica la ineficacia de los programas de movilidad implementados por los gobiernos capitalinos. Asegura que, aunque en teoría están bien diseñados, en la práctica no se cumplen. “Debemos ampliar la red de transporte de pasajeros a nivel metropolitano, especialmente en municipios periféricos como Chimalhuacán, Chalco y Ecatepec”, señala.
La académica resalta que algunos de sus alumnos pasan hasta 8 horas diarias en traslados, un costo emocional y financiero significativo para las familias, que pueden gastar hasta el 40% de sus ingresos en movilidad. A pesar de contar con un marco jurídico adecuado, Téllez Ballesteros argumenta que las leyes no se cumplen, lo que alimenta la corrupción, siendo la Policía de Tránsito considerada la autoridad más corrupta por el 80% de la población, según el INEGI.
La electromovilidad y sus desafíos
La experta también cuestiona el enfoque del gobierno capitalino en la electromovilidad, resaltando que si bien es un objetivo positivo, no se han analizado adecuadamente los tipos de autobuses que se están incorporando a las vialidades. “Los autobuses eléctricos fabricados en China presentan fallas de calidad que pueden resultar peligrosas”, advierte.
La intención de lograr cero emisiones es loable, pero la académica plantea interrogantes sobre el manejo de las baterías al final de su vida útil y la capacidad de la Comisión Federal de Electricidad para suministrar la energía necesaria, dado que existen fluctuaciones en el servicio eléctrico en diversas zonas de la ciudad.
Finalmente, Téllez Ballesteros apoya la reciente regulación de scooters y bicicletas eléctricas en la Ciudad de México, aunque considera que la acción es insuficiente. “No contamos ni siquiera con un padrón ordenado del parque vehicular, lo que limita la capacidad de planear y justificar la expansión de la infraestructura necesaria”, concluye, enfatizando la importancia de contar con datos precisos para abordar los retos de movilidad en la metrópoli.