En la ranchería La Manga, la familia Félix Díaz se ha convertido en un ejemplo de dedicación y amor por la tierra, cultivando un huerto urbano que no solo alimenta sus necesidades, sino que también enseña a las nuevas generaciones el valor del esfuerzo. Este 09 de septiembre, Día Mundial de la Agricultura, resalta la importancia de su labor en la producción de alimentos.
Un legado familiar
La familia, encabezada por don Miguel Félix Hernández, ha heredado una pequeña porción de tierra que han trabajado con cariño y pasión. A las 6 de la mañana, se reúnen para ir al solar situado a orillas de la laguna La Camiseta, donde los niños ayudan a recolectar los frutos de su esfuerzo. Cultivan productos como chile habanero, pepinos, calabaza y albahaca, que son clave para su economía familiar.
“Cosechamos hasta 60 kilos de chile habanero cada cinco días, lo que nos genera una ganancia de 1,500 pesos”, comenta Carlos Mario Félix Díaz, quien ha aprendido de su padre la importancia de la agricultura. Esta actividad no solo proporciona alimentos, sino que también es una fuente de ingresos que contribuye a la educación de los niños.
Desafíos y soluciones
Como cualquier agricultor en la región, la familia enfrenta retos, especialmente durante la sequía, que afecta el crecimiento de sus cultivos. “El sol duro puede matar algunas plantas”, explica don Carlos, quien ha implementado estrategias como el riego diario para mitigar los efectos del estiaje. “La tierra es nuestra herencia, y debemos cuidarla para que siga produciendo frutos para nuestras familias”, añade con firmeza.
La familia Félix Díaz no solo cultiva su tierra; también cultiva el amor y el respeto por la naturaleza en sus hijos. Esta labor es motivo de orgullo, pues no solo se trata de producir alimentos, sino de perpetuar costumbres familiares que garantizan la continuidad de su legado agrícola. En un mundo donde la producción de alimentos se vuelve cada vez más crucial, su ejemplo se destaca como un faro de esperanza y perseverancia.
