Las vacaciones han tomado un nuevo rumbo en España, donde la búsqueda de destinos se ha globalizado y, al mismo tiempo, las costas y localidades interiores se han visto inundadas de turistas de diversas nacionalidades. Sin embargo, este fenómeno de la globalización no es el único cambio que se está dando en el sector turístico. La pérdida de poder adquisitivo de muchos hogares ha llevado a que algunos opten por evitar viajar o, en su defecto, elegir destinos más económicos. Frente a esta realidad, surge una tendencia preocupante: la financiación de vacaciones.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los viajes de ocio representaron el 50,8% del gasto total, con un desembolso promedio diario de 85 euros por persona. En un contexto de creciente presión económica, la opción de financiar viajes se ha vuelto más atractiva para un número creciente de turistas. El abogado laboralista Juanma Lorente advierte que una mala gestión financiera puede llevar a decisiones que, a la larga, se convierten en problemas económicos mayores.
Un estudio realizado por ObservaTUR revela que la opción de buscar financiación para poder viajar está cada vez más presente en la mente de los consumidores. Esta encuesta, que abarcó a 1.007 personas mayores de 18 años que habían viajado durante el verano de 2023 o 2024, muestra que 4 de cada 10 turistas planean utilizar opciones de financiación flexible para cubrir parte de sus gastos vacacionales. Esta tendencia parece estar consolidándose, especialmente en un contexto donde los precios continúan en aumento.
Uno de los métodos más comunes que ha surgido es el sistema “Compra ahora, paga después” (BNPL), que se está expandiendo rápidamente entre empresas del sector turístico. Se prevé que este tipo de financiación supere el 50% en el futuro próximo. Aunque estas opciones pueden resultar viables para quienes no cuentan con los ahorros necesarios en el momento, también implican un riesgo significativo, según Lorente.
“Las vacaciones no son como otro tipo de inversiones que pueden generar rentabilidad”, explica el abogado. Utilizar préstamos para financiar el ocio puede llevar a un agujero económico, donde el placer temporal se convierte en una carga a largo plazo. Luis Romaguera, asesor financiero, coincide con esta visión, señalando que socialmente se ha normalizado esta práctica, aunque no es la más recomendable. “Se puede entender, pero no debería convertirse en norma”, afirma.
Romaguera también menciona el impacto del “marketing emocional” que se desata en redes sociales, donde imágenes de felicidad y diversión pueden incentivar a las personas a endeudarse, convirtiendo el disfrute en una experiencia potencialmente dañina. Esta “publicidad seductora” puede llevar a un estado de “quiero y no puedo”, donde la necesidad de viajar se impone sobre la capacidad financiera.
Además del tema de la financiación, el sector turístico enfrenta otro reto importante: la gestión de tecnologías de pago. La posibilidad de cancelar reservas de manera gratuita se ha convertido en un factor clave para muchos consumidores. Según Booking, el 57% de los españoles considera este aspecto fundamental al momento de realizar una reserva. Este cambio en las expectativas de los consumidores también ha llevado a un incremento en las devoluciones, con un 71% de las empresas afirmando que han visto crecer este fenómeno en los últimos años, lo que añade presión a la operativa diaria del sector.
La actual situación económica ha hecho que muchos viajeros exijan tener la posibilidad de recuperar su inversión si sus circunstancias cambian. Esta demanda creciente por cancelaciones gratuitas se ha vuelto crucial en el proceso de toma de decisiones de los consumidores, quienes buscan una mayor flexibilidad en sus planes de viaje.
En resumen, la financiación de vacaciones, aunque puede parecer una solución a corto plazo para quienes desean escapar de la rutina, plantea serios riesgos financieros. La creciente normalización de esta práctica, impulsada por el marketing y la presión social, puede llevar a un ciclo perjudicial de deuda y estrés económico. Con una gestión adecuada y una evaluación honesta de las finanzas personales, los viajeros pueden disfrutar de sus vacaciones sin comprometer su estabilidad financiera.