La representante a la Cámara por Cambio Radical de Arauca, Lina María Garrido, lanzó una dura crítica contra la precandidatura presidencial de Iván Cepeda, señalando que la izquierda ha manipulado el caso Uribe como parte de su estrategia electoral. En un mensaje publicado en su cuenta de X, Garrido afirmó sin titubeos: “La izquierda sí utilizó el caso Uribe como estrategia de campaña”.
Las acusaciones de Garrido
Durante su intervención, Garrido enfatizó tres puntos clave que, según ella, evidencian el uso político del caso por parte de Cepeda y su partido. Resaltó que, al centrar la narrativa en el proceso judicial de Álvaro Uribe Vélez, se busca desviar la atención de otros problemas urgentes que enfrenta el país, como la seguridad y la economía.
Garrido también cuestionó la legitimidad de la candidatura de Cepeda, sugiriendo que su ascenso en las encuestas se debe más a la polarización que a propuestas viables para el electorado. “No se puede jugar con la justicia para ganar votos”, agregó, refiriéndose a cómo el escándalo de Uribe ha servido como un arma de doble filo en la política colombiana.
Contexto político en Colombia
En Colombia, la figura de Álvaro Uribe ha sido un tema de controversia constante. A medida que se acercan las elecciones, el manejo de su legado y los casos judiciales en su contra se convierten en herramientas estratégicas para los diferentes candidatos. La declaración de Garrido resuena en un ambiente donde la percepción pública puede ser decisiva en las urnas.
Es evidente que la campaña de Cepeda se enfrenta a múltiples retos, y las afirmaciones de Garrido podrían influir en la opinión de los votantes. La realidad es que el uso de escándalos políticos no es nuevo en la arena electoral, pero las implicaciones de estas estrategias pueden tener efectos duraderos en la política colombiana.
Con el inicio de la temporada electoral, las palabras de Garrido marcan un punto de inflexión en el debate político, recordando que la lucha por la presidencia no solo se da en los discursos, sino también en la percepción pública de cada candidato y su relación con la justicia. Las próximas semanas serán decisivas para determinar cómo estos factores jugarán en la elección.