Un nuevo estudio demuestra que los perros pueden distinguir entre sonidos humanos que expresan aprobación y desaprobación, incluso sin el uso de palabras. Esta revelación, publicada por Psychology Today, resalta la notable habilidad canina para interpretar matices vocales y anticipar las intenciones de las personas a su alrededor.
Un experimento innovador en Budapest
La investigación, liderada por Anna Gábor en la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, se enfocó en analizar cómo los perros responden a sonidos humanos específicos. Utilizando un método que recuerda el juego “caliente o frío”, los dueños permanecieron detrás de una pantalla mientras sus mascotas solo veían la parte superior de sus cabezas. De esta manera, los perros debían interpretar los sonidos emitidos sin la ayuda de expresiones faciales o gestos.
Durante las pruebas, los dueños guiaron a sus perros hacia ellos o hacia golosinas, empleando una sílaba simple y modificando el tono, duración y volumen, sin utilizar palabras específicas. El análisis de las reacciones de los perros permitió identificar patrones en la interpretación de los sonidos.
Resultados y conclusiones sorprendentes
Los resultados, según el estudio, revelaron que los perros respondieron de manera consistente a los tonos y texturas de los sonidos. Cuando se trataba de señales de “sí”, los sonidos eran agudos, breves y melodiosos, mientras que los relacionados con la desaprobación eran graves, más largos y ásperos. Esto indica que el tono es fundamental: los sonidos graves a menudo se asocian con advertencias, mientras que los agudos transmiten seguridad y permisividad.
Este trabajo se enmarca dentro de una línea de investigación que se remonta a los años 70, cuando Eugene Morton exploró patrones acústicos universales en el Parque Zoológico Nacional del Instituto Smithsoniano, mostrando cómo tanto animales como humanos utilizan sonidos similares para expresar emociones y regular interacciones sociales.
La capacidad de los perros para interpretar estos matices sonoros podría estar programada genéticamente o ser aprendida a través de la convivencia diaria con los humanos. Los dueños participantes no recibieron instrucción especial; su manera de guiar a sus perros surgió de la rutina cotidiana y el vínculo que comparten.
Estos hallazgos son significativos para mejorar la convivencia y el adiestramiento canino, ya que comprender cómo los perros interpretan los sonidos humanos puede facilitar una comunicación más efectiva y evitar malentendidos que puedan afectar la relación entre especies. Desde una edad temprana, parece que tanto humanos como perros poseen una sensibilidad innata para diferenciar señales de aprobación y desaprobación, lo que fortalece su conexión y mejora la interacción.