El consumo de café se ha vuelto parte del día a día de muchos mexicanos, pero no todos los tipos de café afectan igual al sistema digestivo. La doctora María Muñoz, a través de un video en su cuenta de TikTok (@dramariamunoz), ha señalado que las diferencias en el procesamiento y los ingredientes pueden tener un impacto significativo tanto en la salud como en el medio ambiente.
Café en cápsulas: un riesgo oculto
La doctora Muñoz destaca que el café en cápsulas, cada vez más común en hogares y oficinas, presenta riesgos particulares. “Muy práctico, sí, pero suelen estar hechos con plástico o aluminio, que al calentarse pueden liberar furanos, compuestos tóxicos que se forman con el calor y se concentran más en las cápsulas por estar selladas”, explica. Además, el impacto ambiental de este formato es considerable, lo que lo convierte en una opción menos recomendable para el consumo diario.
Café soluble: comodidad y peligro
Por otro lado, el café soluble, que muchos eligen por su conveniencia, también tiene sus desventajas. La doctora explica que este tipo es “el más procesado” y a menudo contiene azúcares y aditivos. “En su proceso de tostado y secado intenso se forman acrilamidas, sustancias que están clasificadas como potencialmente cancerígenas”, advierte. Esta es una advertencia importante para quienes padecen dolencias gastrointestinales, ya que “es el café que más suele provocar reflujo y molestias digestivas”, indica.
Para quienes buscan una opción más equilibrada, el café molido puede ser una alternativa, siempre y cuando se elija una marca de calidad. Muñoz sugiere que el café molido “sea cien por ciento arábica y de tueste natural”, evitando el café torrefacto y mezclas, pues estas generan más acrilamidas y furanos, lo que lo hace más irritante para el sistema digestivo.
La mejor opción: café de grano
Quienes buscan el café más saludable deberían optar por el café de grano, según la doctora. “La mejor elección si puedes molerlo tú. Menos procesado y mantiene mejor los antioxidantes, el sabor y el aroma”, afirma. Al moler el café, el consumidor tiene control sobre el tipo de molido, la cantidad y la frescura, lo que es “perfecto para cuidar tu salud digestiva y reducir tóxicos”.
Finalmente, Muñoz enfatiza que no se trata de eliminar el café de la dieta, sino de aprender a elegir el tipo que mejor se adapte a cada organismo. “Las acrilamidas y los furanos son compuestos que se forman con el calor y que en exceso pueden afectar tu salud. Así que elige bien, que tu estómago también toma café contigo”, concluye la doctora.