CIUDAD DE MÉXICO.— En un giro significativo en el comercio exterior, México ha registrado un aumento en sus importaciones de productos fabricados en China, alcanzando un histórico de 62,127 millones de dólares entre enero y junio de 2024. Esta cifra representa un incremento del 2.6% en comparación con el mismo periodo del año anterior y es el doble de lo que se importaba hace una década, según datos del Banco de México (Banxico).
Un panorama comercial en evolución
Las importaciones chinas ahora constituyen el 20% de todas las compras que realiza México en el extranjero, posicionándose como el segundo proveedor más importante del país, solo detrás de Estados Unidos, que representa el 40% del total. Este crecimiento es particularmente notable en productos como teléfonos móviles, autopartes y maquinaria, que en conjunto suman más del 20% de las compras a China. Las entidades más beneficiadas de este intercambio comercial son la Ciudad de México, Baja California y Chihuahua.
Sin embargo, esta dependencia de las importaciones chinas no está exenta de desafíos. El 15 de agosto de 2024, México implementó un nuevo gravamen que incrementa el impuesto de aduana del 19% al 33.5% para todos los productos importados desde países sin acuerdos comerciales, como es el caso de China. Esta medida, publicada en las Reglas Generales de Comercio Exterior del Servicio de Administración Tributaria, busca reducir los márgenes de maniobra de plataformas digitales como Shein y Temu, que han impactado el comercio nacional con sus precios competitivos.
Impacto en la economía nacional
La presión sobre las plataformas extranjeras se intensifica con esta estrategia de contención económica, que tiene como objetivo fortalecer la producción local y hacer frente a la creciente dominación de los marketplaces internacionales en el consumo en línea. Ilan Epelbaum, director general de Mail Boxes Etc. en México, afirma que este cambio podría reducir la viabilidad de los precios ultracompetitivos que han caracterizado a estas plataformas, afectando así tanto a consumidores como a comerciantes locales.
En resumen, mientras México continúa aumentando sus importaciones de productos chinos, la nueva política fiscal busca equilibrar la balanza y proteger la producción nacional, creando un entorno comercial más justo y sostenible. La realidad es que este movimiento podría marcar un cambio importante en la dinámica de consumo y producción en el país.
