El gobierno de Perú analiza la posibilidad de emitir un salvoconducto que permitiría a la exfuncionaria y exlegisladora Betssy Chávez abandonar el país rumbo a México, donde actualmente se encuentra bajo asilo diplomático. Esta medida, anunciada por el ministro de Relaciones Exteriores Hugo de Zela, podría concretarse “en unos breves días” una vez que la Cancillería culmine los estudios jurídicos necesarios.
Desde que solicitó asilo, Chávez ha estado resguardada en la residencia de la embajada de México en Lima, lo que provocó una fuerte reacción del gobierno peruano. De Zela calificó como un acto “inamistoso” el otorgamiento de protección diplomática por parte de México, indicando que esto representa una intervención en los asuntos internos de Perú. En respuesta, el gobierno peruano anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con México y estableció un plazo de aproximadamente dos semanas para la salida del personal de la embajada mexicana del territorio peruano.
A pesar de esta tensión, Perú ha aclarado que mantendrá las relaciones consulares, asegurando la continuidad de los servicios para los ciudadanos mexicanos en Perú y para los peruanos en México. Sin embargo, el conflicto ha ocasionado repercusiones negativas en diversas áreas, tales como la política, economía y comercio, según admitió el canciller.
La solicitud de asilo y la posible salida de Chávez plantean un dilema legal y diplomático. De Zela remarcó que, aunque México tiene el derecho de evaluar la solicitud de asilo, es responsabilidad de Perú decidir sobre la emisión del salvoconducto. Hasta el momento, los estudios jurídicos apenas han comenzado, y la decisión será comunicada al gobierno mexicano de manera oportuna.
Chávez enfrenta acusaciones por supuesta participación en un autogolpe de estado del expresidente Pedro Castillo, lo que complica aún más el contexto político de este episodio. Mientras tanto, la exfuncionaria permanece dentro de la residencia diplomática mexicana en el barrio de San Isidro en Lima, bajo resguardo policial, a la espera de que se defina su situación de salida.
Este suceso se produce en un momento delicado para la relación bilateral entre Perú y México, ambos integrantes de la Alianza del Pacífico, y pone a prueba los mecanismos de asilo diplomático, el respeto a la soberanía estatal y los protocolos internacionales que regulan las relaciones exteriores en América del Sur.






























































