En la Ciudad de México, más de 100 barrancas enfrentan una situación crítica que demanda atención inmediata. Según Enrique Pérez Campuzano, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, es esencial impulsar acciones metropolitanas coordinadas para proteger estos espacios naturales de la expansión urbana. El pasado 9 de agosto de 2023, se presentó el Plan Integral de Recuperación de Ríos y Barrancas 2025-2030, que, pese a ser un buen intento, no aborda de manera efectiva el problema, ya que recuperar las barrancas es un reto que va más allá de programas temporales.
Pérez Campuzano subraya que desde 2008 se han hecho esfuerzos por recuperar las barrancas, y en 2025 seguimos en el mismo camino. “Es fundamental adoptar una visión a mediano y largo plazo, con políticas integrales que permitan una gestión adecuada por parte de las alcaldías y los gobiernos de la capital y del Estado de México, ya que muchas barrancas se encuentran en los límites de estas entidades”, argumenta.
La importancia ecológica de las barrancas
El investigador recalca que las barrancas son vitales para el ecosistema de la capital. Actúan como reguladoras climáticas, regeneran el suelo, permiten la infiltración de agua pluvial al subsuelo y son esenciales para la captura de carbono y producción de oxígeno. Sin embargo, en los últimos 15 años, aunque ha habido intentos de recuperación con un enfoque metropolitano, la implementación se ve obstaculizada por diferentes legislaciones, falta de personal técnico y presupuestos limitados.
“No es que no haya voluntad, sino que no existen los mecanismos necesarios para llevar a cabo estas acciones”, añade el investigador, quien posee un Doctorado en Urbanismo por la UNAM. Además, menciona que las alcaldías deberían desempeñar un papel clave en la recuperación de las barrancas, pero su capacidad de acción es limitada, ya que la mayor parte de la responsabilidad recae en la Secretaría del Medio Ambiente.
Los retos actuales y las soluciones necesarias
El plan presentado por la jefa de Gobierno abarca 26 barrancas en demarcaciones como Álvaro Obregón, La Magdalena Contreras, Tlalpan y Cuajimalpa, entre ellas las barrancas Atzoyapan, Guadalupe, y Jalalpa. Sin embargo, Pérez Campuzano advierte que si no se detienen los asentamientos irregulares, que generan descargas de residuos sólidos y líquidos, será complicado resolver el 90% de los problemas que enfrentan estas barrancas. “La regeneración es un proceso que requiere tiempo, pero si no intervenimos ahora, los resultados serán muy difíciles de conseguir”, concluye.
La realidad es que la protección y recuperación de las barrancas en la Ciudad de México es un desafío que requiere un compromiso real y sostenido por parte de todos los niveles de gobierno. La coordinación y la visión a largo plazo son imprescindibles para garantizar un futuro sostenible para estos ecosistemas esenciales.