Monterrey fue escenario de un violento enfrentamiento este fin de semana, cuando un grupo de taxistas agredió físicamente a un conductor de aplicación en el popular barrio de Barrio Antiguo. Este incidente, capturado en video y que rápidamente se volvió viral, ocurrió en las intersecciones de las calles Juan Zuazua y Padre Raymundo Jardón, donde al menos cuatro taxistas se unieron para atacar al trabajador de una plataforma de movilidad.
Los hechos comenzaron cuando los taxistas llegaron al lugar donde se encontraba el conductor. Tras breves intercambios verbales, los agresores abrieron las puertas del vehículo, un Aveo, y comenzaron a golpear al conductor, quien intentó defenderse de diversas maneras. Uno de los taxistas incluso ingresó al automóvil por la puerta trasera, propinando varios puñetazos a la cabeza de la víctima. Este mismo agresor no dudó en abrir la puerta del copiloto e invitar a otro taxista a unirse a la golpiza, que incluyó patadas.
Según informes, los atacantes no solo agredieron al conductor, sino que también se apropiaron de algunos objetos de valor del vehículo. La víctima logró acudir por sus propios medios a un centro médico para recibir atención, aunque hasta el momento no se ha confirmado su estado de salud.
Este tipo de conflictos no son nuevos en México, donde la competencia entre los taxistas tradicionales y los conductores de aplicaciones ha generado tensiones y, en ocasiones, estallidos de violencia. Aunque no se tiene información precisa sobre la causa específica de este enfrentamiento, se puede considerar que la competencia desleal es un factor determinante en la frustración de los taxistas de base, quienes argumentan que los conductores de aplicaciones operan bajo un marco legal diferente. Esta situación les permite reducir costos operativos y ofrecer tarifas más bajas, algo que ha disminuido la demanda de los servicios de taxi tradicionales.
El modelo de negocios de los taxistas ha estado sustentado en concesiones y sindicatos por décadas, y la llegada de estas nuevas plataformas representa una amenaza a sus fuentes de ingreso y, para muchos, a su patrimonio familiar. Este conflicto en Monterrey no es un caso aislado; en lugares como Cancún, Quintana Roo, las agresiones entre taxistas y conductores de aplicaciones se han vuelto un problema recurrente, especialmente considerando que muchos de los pasajeros son turistas.
La violencia entre estos grupos refleja una crisis más amplia en el sector del transporte en México, donde la modernización y la digitalización han cambiado radicalmente la manera en que las personas se movilizan. Las aplicaciones de transporte han llegado para quedarse, y la resistencia de los taxistas tradicionales ante este cambio está resultando en episodios preocupantes que afectan tanto a los conductores como a los usuarios.
Es fundamental que las autoridades tomen cartas en el asunto y busquen soluciones que permitan la coexistencia pacífica de ambos modelos de transporte, garantizando la seguridad de todos los involucrados. La resolución de estos conflictos no solo es urgente, sino necesaria para evitar que la violencia se normalice y se convierta en parte del paisaje urbano de ciudades como Monterrey.