En un contexto de creciente tensión entre la administración de Donald Trump y los medios de comunicación, el presidente de Estados Unidos ha realizado declaraciones solicitando a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) que revoque las licencias de transmisión a ciertas cadenas televisivas que emiten contenido crítico sobre su gobierno.
Durante los últimos días de agosto y septiembre de 2025, Trump se ha centrado en redes como ABC y NBC, a las que acusa de difundir historias desfavorables de manera exagerada. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, el presidente afirmó que estas cadenas son “dos de las “fake news” más sesgadas de la historia”, argumentando que el 97 por ciento de sus reportajes se centran en una narrativa negativa sobre él.
Trump expresó: “Si este es el caso, según muchos, sus licencias deberían ser revocadas por la FCC. Yo estaría totalmente a favor de eso porque son tan sesgados y poco veraces”. Además, el presidente sugirió que estas redes deberían enfrentar tarifas elevadas por el uso del espectro público, dado que, en su opinión, abusan de este acceso al emitir contenido crítico hacia su administración.
Esta controversia aparece justo después de que el programa de comedia nocturna Jimmy Kimmel Live! fuera retirado indefinidamente del aire por ABC, tras comentarios del presentador sobre la muerte del activista Charlie Kirk. La suspensión fue impulsada tras las declaraciones del presidente de la FCC, Brendan Carr, quien instó a los emisores a “cesar transmisiones” relacionadas con críticas hacia Trump. El presidente celebró esta medida y sugirió que cadenas similares deberían ser sancionadas si continuaban con lo que él considera cobertura hostil.
Las motivaciones de Trump para arremeter contra la televisión parecen estar arraigadas en su percepción de que los medios tradicionales son adversos y lo cubren de manera injusta. En sus recientes declaraciones, ha repetido que la mayoría de las noticias sobre él son negativas, lo que, según su visión, constituye un sesgo sistemático que debería tener consecuencias regulatorias.
Desde un punto de vista estratégico, al presionar a la FCC, Trump coloca al regulador en el centro de una guerra cultural más amplia, lo que refuerza su base política que denuncia a los medios como “fake news” y adversarios. Este enfoque también envía un mensaje claro a las cadenas de televisión y a los anunciantes sobre los posibles costos regulatorios que podrían enfrentar si continúan produciendo perfiles críticos.
