El 73.5% de la población infantil de 0 a 5 años que vive en condiciones de pobreza extrema carece de acceso a servicios de salud, reveló un reciente análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Estos datos, extraídos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 del INEGI, también indican que 45.7% de estos niños no cuentan con una alimentación nutritiva y de calidad, y 37.1% presenta rezago educativo. La situación es alarmante, ya que estos porcentajes superan ampliamente los promedios para este grupo de edad en el país.
Desigualdad desde la infancia
El CEEY subrayó que la desigualdad de oportunidades en México comienza desde la infancia. Según el análisis, no solo se manifiesta en términos de ingresos, sino en todos los factores que permiten a una persona desarrollar su proyecto de vida. En el Informe de Movilidad Social en México 2025 del mismo CEEY, se revela que una tercera parte de las personas nacidas en el 20% de los hogares más pobres no logra superar la pobreza extrema en la adultez.
Durante una entrevista, Roberto Vélez, director del CEEY, enfatizó que los datos de la ENIGH reflejan un problema serio de desigualdad que no se resuelve únicamente con mejoras en el ingreso de los hogares más pobres. “Es fundamental garantizar que estas mejoras permitan inversiones en la educación de los hijos”, señaló.
Inversión en el futuro
Para romper el ciclo de pobreza, Vélez destacó la necesidad de realizar inversiones clave en la formación de las personas. Cuanto más temprano se realicen estas inversiones, más redituables serán en la vida de los individuos. Con una alta transmisión de la pobreza y grandes brechas en carencias sociales entre la población infantil, las oportunidades futuras para estos niños son desalentadoras.
El director del CEEY sugirió que se requiere una intervención pública enfocada para romper el círculo de la pobreza. “Es un problema de cobertura, de infraestructura y de ciudadanía; esta población no está logrando ser funcional en términos de ejercicio de ciudadanía”, agregó.
Además, planteó que las políticas activas de mercado laboral, como el salario mínimo, no son suficientes para la población más vulnerable. “Si observamos mejoras en los ingresos relacionadas con incrementos en el salario mínimo, pero no se reflejan en esta población, es evidente que no pueden participar de manera equitativa en el mercado laboral”, concluyó Vélez.
Ante esta realidad, es urgente pensar en fórmulas alternativas de política pública que aborden de manera efectiva los desafíos que enfrenta la infancia en México.
