Un equipo de investigadores ha logrado un avance significativo en la comunicación para pacientes que sufren de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que impide el habla y debilita los músculos. En un estudio publicado recientemente en la revista Cell, los científicos descifraron no solo las palabras que los pacientes intentaban pronunciar, sino también aquellas que simplemente imaginaban decir. Este logro representa un paso importante hacia la inclusión de personas que han quedado aisladas del lenguaje.
Durante años, los neuroingenieros han buscado formas de ayudar a quienes, debido a condiciones como un derrame cerebral o ELA, han perdido la capacidad de comunicarse. A través de la implantación de electrodos, los investigadores han podido registrar la actividad eléctrica del cerebro y traducirla en palabras. En este nuevo estudio, los investigadores lograron que una computadora hiciera conjeturas correctas sobre las palabras que los participantes imaginaban, lo que abre nuevas posibilidades para la comunicación.
Detalles del estudio y sus implicaciones
Uno de los casos destacados es el de Casey Harrell, un paciente que, tras perder su capacidad de hablar debido a la ELA, aceptó la implantación de electrodos en su cerebro en 2023. Los cirujanos colocaron cuatro conjuntos de agujas diminutas en la corteza motora, área del cerebro que se activa al generar órdenes para producir habla. Gracias a la inteligencia artificial, la computadora logró predecir con una precisión del 97.5% casi 6,000 palabras, utilizando la voz de Harrell basada en grabaciones previas a su enfermedad.
Este avance plantea interrogantes sobre la privacidad mental. Según Erin Kunz, neurocientífica de la Universidad de Stanford y autora del estudio, existe el riesgo de que una computadora pueda descifrar palabras que los pacientes no deseen expresar. “Queríamos investigar si existía el riesgo de que el sistema descodificara palabras que no debían decirse en voz alta”, manifestó Kunz.
El estudio también destacó la posibilidad de que los pacientes prefirieran el uso de la “habla interior” en lugar de intentar hablar en voz alta, lo que podría reducir el esfuerzo físico y permitirles usar el sistema por más tiempo. Los investigadores llevaron a cabo experimentos para comparar las señales cerebrales de los participantes al intentar decir palabras y al simplemente imaginarlas, encontrando patrones similares en ambas actividades.
Desafíos y perspectivas futuras
Aunque los resultados son prometedores, los científicos reconocen que la descodificación del habla interior no es suficiente para mantener conversaciones fluidas. Kunz enfatizó que estos hallazgos son más una prueba de concepto que una solución definitiva. Sin embargo, se muestra optimista respecto a que la tecnología podría evolucionar y convertirse en un estándar en las interfaces cerebro-computadora.
Los investigadores están trabajando en estrategias para asegurar que la computadora no “espíe” pensamientos privados. Una de las soluciones propuestas es descodificar únicamente los intentos de habla y bloquear la habla interior. En sus pruebas, lograron que la computadora diferenciara entre ambos tipos de pensamiento con éxito, lo que podría ser fundamental para la privacidad de los pacientes.
Por otro lado, la neurocientífica Evelina Fedorenko, del MIT, quien no participó en el estudio, ha expresado dudas sobre la capacidad de un implante para registrar pensamientos espontáneos. A pesar de las críticas, el avance en la comunicación para quienes padecen ELA sigue siendo un rayo de esperanza en el horizonte, manteniendo viva la expectativa de que la tecnología puede mejorar la calidad de vida de muchos.
Este desarrollo representa no solo un avance tecnológico, sino también una oportunidad para redefinir cómo entendemos la comunicación y el lenguaje. Con cada paso, los investigadores se acercan a ofrecer una voz a quienes han sido silenciados por su condición.