El aumento de las temperaturas en el planeta no solo genera incomodidad, sino que está afectando severamente la productividad de millones de trabajadores. Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela que la productividad laboral disminuye entre un 2% y 3% por cada grado que la temperatura supera los 20 °C. Esta situación se convierte en una amenaza tanto para la salud como para la economía mundial.
El calor extremo y sus consecuencias
Más allá de la reducción en el rendimiento, la exposición prolongada al calor extremo puede tener consecuencias graves para la salud. Según los expertos, se pueden presentar:
- Golpes de calor, que pueden ser mortales si no se atienden a tiempo.
- Deshidratación severa, que afecta al sistema circulatorio.
- Daños renales por la pérdida de líquidos.
- Trastornos neurológicos vinculados al estrés térmico.
“El estrés térmico ya está dañando la salud y los medios de vida de miles de millones de trabajadores, en especial en las comunidades más vulnerables”, comentó Jeremy Farrar, director general adjunto de la OMS. Es crucial prestar atención a estas advertencias, especialmente en un país como México, donde las olas de calor son cada vez más frecuentes.
Millones en riesgo laboral
Los sectores más expuestos al calor extremo incluyen la agricultura, la construcción y la pesca. Sin embargo, aquellos que laboran en oficinas sin ventilación adecuada también están en riesgo, enfrentándose a pérdidas de rendimiento y problemas de salud. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que más de 2,400 millones de trabajadores están expuestos al calor excesivo, lo que resulta en más de 22.85 millones de lesiones laborales al año.
La situación es alarmante, y es vital que se tomen medidas urgentes para proteger a los trabajadores. Las recomendaciones de la OMS y la OMM incluyen garantizar acceso a agua potable, proporcionar sombra y establecer pausas regulares durante la jornada laboral. Además, es fundamental capacitar a empleadores y trabajadores para detectar signos de estrés térmico.
En este contexto, es evidente que el calor extremo no es solo una incomodidad; representa un desafío urgente que afecta tanto la salud de los trabajadores como la economía. Proteger a la fuerza laboral no puede esperar más en un mundo que se calienta cada vez más. La salud y bienestar de millones de personas dependen de una respuesta rápida y efectiva.
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