El arroz es un alimento básico en muchas dietas alrededor del mundo, pero recientemente, ha captado la atención de los consumidores debido a la presencia de arsénico, un metal pesado que puede tener consecuencias graves para la salud. Un informe reciente de la organización sin ánimo de lucro Healthy Babies Bright Futures ha revelado niveles preocupantes de arsénico en el arroz vendido en Estados Unidos.
El estudio, que analizó 145 muestras de arroz de tiendas como Trader Joe’s y Costco, encontró que todas contenían arsénico inorgánico, la forma más tóxica de este metal. Aproximadamente un tercio de las muestras superaba el límite recomendado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para el arsénico en cereales de arroz para lactantes. Algunas variedades, como el arroz arborio de Italia, presentaron las concentraciones más altas, mientras que el arroz jazmín de Tailandia y el basmati de India mostraron niveles significativamente menores.
Riesgos para la salud y grupos vulnerables
La presencia de arsénico en el arroz es especialmente preocupante para las mujeres embarazadas, los niños pequeños y los consumidores frecuentes de arroz. Margaret Karagas, catedrática de Epidemiología, señala que no se conoce un nivel seguro de exposición para estos grupos, ya que el arsénico puede afectar el desarrollo cerebral y el crecimiento. Además, los adultos que consumen regularmente arroz también pueden estar en riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
El arroz integral suele contener más arsénico que el blanco debido a que los componentes externos del grano, donde se concentra el metal, permanecen intactos. Felicia Wu, profesora de seguridad alimentaria, explica que las diferencias regionales en los niveles de arsénico se deben a la cantidad presente en el suelo y el agua donde se cultiva el arroz.
Minimizando la exposición al arsénico
Existen maneras de reducir la exposición al arsénico al consumir arroz. Según Dojin Ryu, profesor de toxicología alimentaria, variar los cereales puede ser una opción efectiva. Granos como la quinoa y el farro tienen niveles mucho más bajos de arsénico. Además, cocinar el arroz en abundante agua y colarlo puede disminuir el contenido de arsénico en un 40 a 60 por ciento.
También es crucial analizar el agua del grifo, especialmente si proviene de pozos privados, ya que el agua puede ser una fuente significativa de exposición. Instalar sistemas de filtración adecuados, como los de ósmosis inversa, puede ser una solución para reducir los niveles de arsénico en el agua potable.
Aunque el arsénico es un contaminante común, adoptar estas prácticas puede ayudar a mitigar sus efectos en la salud. Los consumidores deben estar informados y tomar decisiones conscientes sobre su dieta y entorno para protegerse a sí mismos y a sus familias.