La calidad del sueño tiene un impacto significativo en el bienestar mental de los adultos jóvenes, según un estudio reciente que abarca datos de investigaciones realizadas en Estados Unidos, Reino Unido y Nueva Zelanda. Los hallazgos, publicados en la revista PLOS One el 27 de agosto de 2023, indican que aquellos que duermen bien tienen más probabilidades de experimentar una mejor salud mental.
Los tres pilares del bienestar
Los investigadores analizaron información de casi 2,100 adultos de entre 17 y 25 años, identificando tres factores que contribuyen de manera independiente y aditiva al bienestar mental: dormir bien, consumir más frutas y verduras, y realizar actividad física de manera regular. Tamlin Conner, profesor de psicología en la Universidad de Otago, destacó que este grupo etario enfrenta presiones únicas, incluyendo el estrés financiero y educativo, lo que puede afectar su felicidad.
“Entender qué hábitos de vida respaldan el bienestar es crucial para ayudar a los jóvenes a prosperar en esta etapa crítica”, resaltó Conner. En el estudio, se descubrió que una mejor calidad del sueño estaba más fuertemente vinculada con un mayor bienestar mental, ocupando el primer lugar en comparación con la dieta y el ejercicio.
Pequeños cambios, grandes resultados
Los resultados también sugieren que no es necesario alcanzar un ideal de salud para observar mejoras significativas. El investigador Jack Cooper, ex investigador en la misma universidad, mencionó que “dormir un poco mejor, comer de manera más saludable o hacer ejercicio incluso durante 10 minutos adicionales puede llevar a mejoras en cómo se siente una persona a lo largo del día”.
Sin embargo, los investigadores aclaran que se trata de estudios observacionales, lo que significa que no se puede establecer un vínculo causal directo entre estos hábitos saludables y el bienestar mental. A pesar de esto, los hallazgos son claros: la calidad del sueño, junto con una alimentación adecuada y el ejercicio, son esenciales para el bienestar de los jóvenes.
En resumen, cuidar el sueño, la dieta y la actividad física no solo son hábitos saludables, sino que también son fundamentales para mejorar la calidad de vida en una etapa donde las presiones son intensas. Resulta interesante observar cómo un enfoque equilibrado hacia estos aspectos puede facilitar una vida más plena y satisfactoria para los adultos jóvenes en la actualidad.
