Un reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Public Health ha arrojado luz sobre la impactante relación entre el duelo intenso y la mortalidad. Los investigadores han descubierto que las personas que experimentan un duelo profundo por la pérdida de un ser querido tienen casi el doble de probabilidades de fallecer en un plazo de diez años tras esa pérdida. Este hallazgo resalta la importancia de la salud mental en el proceso de duelo y sus posibles consecuencias físicas.
La investigación, liderada por la doctora Mette Kjaergaard Nielsen, investigadora postdoctoral en la Unidad de Investigación de Medicina General en Aarhus, Dinamarca, analizó a más de 1,700 hombres y mujeres en duelo, con una edad promedio de 62 años. De los participantes, el 66% había perdido a su pareja, el 27% a un padre y el 7% a otro ser querido. A través de cuestionarios, los investigadores evaluaron los niveles de duelo de los participantes durante los tres años posteriores a la pérdida, revelando que un 6% mantenía niveles de duelo persistentemente altos, mientras que un 38% mostraba niveles bajos.
Los resultados son alarmantes: aquellos que experimentaron un dolor intenso y constante tenían un 88% más de probabilidades de morir en la década siguiente. Además, este grupo mostraba una mayor necesidad de atención de salud mental, con casi tres veces más probabilidades de recibir terapia de conversación y más de cinco veces de ser prescritos antidepresivos. También se observó que tenían más del doble de probabilidades de recibir sedantes o medicamentos para la ansiedad.
“Este es el primer estudio que investiga el uso a largo plazo de la atención de la salud y los patrones de mortalidad en una década tras el duelo en una cohorte a gran escala”, indicó Nielsen.
Los investigadores también señalaron que el grupo de alto duelo tendía a tener una educación formal más baja y había mostrado un uso más frecuente de medicamentos psiquiátricos incluso antes de la pérdida. Esto sugiere que podrían haber estado lidiando con problemas de salud mental que se exacerbaron tras la muerte de un ser querido. “Un médico podría buscar signos previos de depresión u otras afecciones graves de salud mental y, posteriormente, ofrecer un seguimiento personalizado”, comentó Nielsen.
Aunque aún no se comprende completamente por qué el duelo intenso puede contribuir a un mayor riesgo de muerte prematura, los investigadores han encontrado conexiones entre altos niveles de síntomas de duelo y tasas incrementadas de enfermedades cardiovasculares, problemas de salud mental e incluso suicidio. “La asociación con la mortalidad debe investigarse más a fondo”, agregó Nielsen.
Este estudio pone de relieve la necesidad imperiosa de tratar el duelo no solo como un proceso emocional, sino también como un fenómeno que puede tener serias repercusiones en la salud física de las personas. La identificación temprana de aquellos en riesgo, así como el acceso a una atención adecuada y un seguimiento especializado, son pasos cruciales para ayudar a quienes atraviesan por esta difícil etapa de la vida.
En conclusión, los hallazgos subrayan la importancia de prestar atención a la salud mental en el contexto del duelo y la necesidad de que los profesionales de la salud estén capacitados para identificar y apoyar a las personas que podrían estar en riesgo de experimentar un duelo prolongado y debilitante.