Juan Casá, un hombre que enfrentó la dura realidad de un diagnóstico de cáncer en las células epiteliales de la nariz, ha compartido su intensa lucha por aceptar su nueva imagen. En un diálogo con Infobae, describió el momento en que escuchó la palabra “carcinoma”, sintiendo que el mundo se detenía a su alrededor.
El camino hacia su diagnóstico comenzó en marzo de 2022, cuando notó una pequeña lesión en la columela nasal, que inicialmente pensó que era un simple resfriado. Después de varios intentos de tratamiento, finalmente se realizó una biopsia a finales de agosto, confirmando la presencia de un tumor, un carcinoma de células escamosas poco frecuente, con una incidencia de menos de un caso por cada 100,000 habitantes anualmente, según cifras del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
La noticia lo sumió en un profundo aislamiento y confusión. Casá recordó que el diagnóstico no solo afectó su salud física, sino también su estado mental. “Es como si te pusieran un cartel en la frente que dice “enfermo”, aunque tú te sientas bien”, expresó. A pesar del apoyo de su familia y amigos, se sintió solo en su lucha, enfrentándose a una nueva realidad que lo llevó a buscar respuestas en internet, lo que solo aumentó su ansiedad.
Después de la confirmación del cáncer, la atención oncológica fue inmediata. Los médicos le aconsejaron aumentar de peso antes de comenzar la radioterapia y la quimioterapia, ya que estas tratamientos podrían llevar a una pérdida significativa de masa corporal. La primera intervención fue la extirpación quirúrgica del tumor, que, aunque exitosa, dejó marcas visibles en su rostro.
Juan atravesó un arduo proceso que incluyó 35 sesiones de radioterapia y cinco ciclos de quimioterapia. Sin embargo, a pesar de la dureza de los tratamientos, se mantuvo firme en la idea de que solo una parte de su cuerpo estaba afectada y se esforzó por mantener una normalidad en su vida.
Desafortunadamente, en febrero de 2023, los síntomas regresaron y el tumor volvió a aparecer. Esta vez, los médicos optaron por una solución radical: la extirpación de su nariz y el tejido afectado. “Despertar sin la nariz fue impactante, pero lo acepté como una necesidad para mi recuperación”, comentó.
Después de la cirugía, que se llevó a cabo el 3 de abril de 2023, Juan se enfrentó a una nueva serie de desafíos sociales y personales. Durante el año siguiente, eligió aislarse y limitó sus interacciones a un círculo cercano, optando por una solución casera para cubrir su ausencia nasal. “No podía andar con el agujero ni con una venda, así que me hice una especie de nariz”, relató.
El impacto emocional del diagnóstico y las intervenciones quirúrgicas fue profundo. Casá se sintió abrumado por la incertidumbre y el miedo a recaídas. A pesar de contar con el apoyo de su entorno, reconoció que la experiencia era intrínsecamente solitaria. “Aunque el entorno acompañe, la experiencia termina siendo solitaria”, reflexionó.
La reconstrucción facial de Juan comenzó en mayo de 2024, eligiendo la opción más compleja al utilizar su propio tejido en lugar de una prótesis externa. A lo largo de varias cirugías, logró reconstruir su rostro, aunque el proceso fue emocionalmente desafiante. “Hay días que al verme al espejo me veo horrible, pero hay que seguir y amigarse con esta nueva versión”, confesó.
Hoy, tras más de tres años de intervenciones y un arduo proceso de aceptación, Juan Casá ha aprendido a vivir plenamente con su nueva imagen. Su testimonio destaca la importancia del coraje y la autenticidad en la búsqueda del bienestar personal, invitando a otros a encontrar su propia resiliencia en medio de la adversidad.































































