Un reciente estudio ha revelado que la grasa visceral y la grasa hepática, que se acumulan en el abdomen y el hígado, pueden incrementar significativamente el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) o un ataque cardiaco, incluso en individuos que parecen tener un peso saludable. La investigación, publicada el 17 de octubre en Communications Medicine, detalla cómo estos depósitos de grasa pueden contribuir al endurecimiento y obstrucción de las arterias del cuello.
Los investigadores, liderados por la Dra. Sonia Anand, experta en medicina vascular de Hamilton Health Sciences en Ontario, Canadá, advirtieron que la presencia de grasa visceral no siempre es evidente. “No siempre se puede saber si alguien tiene grasa visceral o hepática”, indicó la Dra. Anand en un comunicado de prensa. Este tipo de grasa es metabólicamente activa y puede ser peligrosa, ya que está relacionada con la inflamación y el daño arterial, incluso en personas que no presentan sobrepeso visible.
El estudio analizó datos de imágenes por resonancia magnética (IRM) de más de 33,000 adultos en Canadá y el Reino Unido, enfocándose en sus depósitos de grasa y la salud de las arterias del cuello. Estas arterias son fundamentales para el suministro de sangre al cerebro, y su estrechamiento es un indicador importante de riesgo de accidente cerebrovascular y ataques cardiacos.
Los hallazgos mostraron que el aumento en la grasa visceral y hepática se correlaciona con el engrosamiento de las paredes arteriales y la acumulación de placas que pueden obstruir dichas arterias. El investigador co-líder, Russell de Souza, profesor asociado en la Universidad McMaster, subrayó que, incluso considerando factores de riesgo cardiovascular tradicionales, como el colesterol y la presión arterial, la grasa visceral y hepática sigue siendo un factor contribuyente al daño arterial.
Los expertos sugieren que los médicos deberían implementar evaluaciones basadas en imágenes para detectar la distribución de grasa en lugar de depender únicamente del índice de masa corporal (IMC). Además, los adultos de mediana edad deberían ser conscientes de que la grasa oculta podría estar afectando su salud, incluso si no tienen un aspecto visiblemente sobrepeso. “Los hallazgos son una llamada de atención tanto para los médicos como para el público”, afirmó de Souza.
Para reducir la grasa visceral, se recomienda mantener un estilo de vida activo, seguir una dieta saludable, dormir bien, gestionar el estrés y limitar el consumo de alcohol, según la Clínica Cleveland.
Más información sobre la grasa visceral está disponible a través de la Clínica Cleveland.