En un caluroso 17 de agosto, más de un centenar de andarines se dieron cita en Casa de las Monjas, una pedanía ubicada entre Pozo Cañada y Tobarra, para participar en una ruta de 10 kilómetros a favor de la concienciación sobre el alzhéimer. Este evento, organizado por el Diario Sanitario, se convirtió en una celebración de la amabilidad y la solidaridad de los pocos pero acogedores vecinos de la zona.
La caminata comenzó a las 08:00 horas, buscando evitar las horas más calurosas del día. Desde el primer paso, los asistentes fueron recibidos con hospitalidad, donde no se permitía decir que uno era de fuera; todos eran bienvenidos como parte de la comunidad de Casa de las Monjas. Los participantes disfrutaron de agua, plátano y empanadillas de Isso, asegurándose de iniciar la caminata con buen ánimo y energía.
Recorrido por la historia y la naturaleza
La ruta, que era circular y llana, partió desde un antiguo apeadero del tren, recordando tiempos pasados en los que la locomotora conectaba con Tobarra. A lo largo del trayecto, los andarines pudieron observar pinos, almendros y algunas higueras en un entorno natural que merecería ser conservado, aunque la estación de Los Hitos se encuentra actualmente en estado de abandono.
A pesar de que no pasó ningún tren, la marcha continuó por puentes y caminos, brindando la oportunidad de capturar más de 500 fotografías y vídeos que documentaron la jornada. Tras aproximadamente tres horas de caminata, los participantes llegaron de regreso a Casa de las Monjas, donde les aguardaba un festín de patatas, huevos, pimientos, sandía y tiramisú, todo ello acompañado de la cálida hospitalidad de los residentes, incluida la simpática Anita Coral, famosa por su placeta.
Una comunidad unida por la amabilidad
Los andarines exploraron cada rincón del pueblo, se despidieron con un libro de fiestas en mano y compartieron sueños sobre un verano en Casa de las Monjas, lejos del ruido y el tráfico. La placeta se convirtió en el punto de reunión de una gran familia que se expande con cada visitante.
La organización fue posible gracias a la iniciativa de Juan Antonio González Ochoa, quien explicó cómo Casa de las Monjas ha cobrado vida a través de estos eventos que fomentan la unión y el apoyo a causas importantes. Esta ruta no solo fue un ejercicio físico, sino también un recordatorio de la fuerza de la comunidad y la importancia de cuidar a quienes padecen alzhéimer.