A medida que el consumo de suplementos se dispara en Estados Unidos, algunos médicos están elevando su voz para advertir a los pacientes sobre los riesgos asociados con este hábito. En este contexto, casos recientes han resaltado la necesidad de un enfoque más cauteloso hacia las gomitas, pastillas y polvos que muchos consideran como alternativas saludables.
Un incidente notable ocurrió a principios de este año, cuando un hombre de 49 años, quien sufría de dolor en el pecho, visitó a la cardióloga Danielle Belardo. Este paciente había estado tratando su colesterol elevado con suplementos de berberina y arroz de levadura roja, en lugar de la estatina recomendada por su médico, creyendo que eran opciones más naturales. Sin embargo, sus problemas de salud no solo persistían, sino que se agravaron, llevándolo a una operación a corazón abierto.
En un momento en que más de la mitad de los adultos en EE. UU. consume suplementos, médicos y dietistas están tratando de transmitir un mensaje claro: es esencial ser cauteloso. Belardo, en su consulta en Pasadena, California, ha comenzado a “desprescribir” suplementos con regularidad. El año pasado, logró convencer a una paciente de dejar de tomar 132 suplementos, algunos de los cuales prometían “desintoxicar” órganos vitales.
Marily Oppezzo, instructora de medicina en Stanford, adopta un enfoque similar, preguntando a sus pacientes cuáles de sus suplementos les brindan una “alegría real y respaldada por pruebas”. Los médicos coinciden en que, aunque algunos suplementos pueden ser beneficiosos, como el ácido fólico para mujeres embarazadas, muchos otros pueden provocar efectos secundarios indeseables.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. regula los suplementos de manera menos estricta que los medicamentos, lo que ha llevado a una preocupación creciente sobre su seguridad. Investigaciones han mostrado que los suplementos pueden estar mal etiquetados y, en algunos casos, ser responsables de miles de visitas a urgencias anualmente.
La doctora Mitra Rezvani, médica hospitalaria en Nueva York, ha implementado una estrategia en la que pide a sus pacientes que hagan una lista de todos los suplementos que consumen y expliquen sus motivos. Esto permite iniciar un diálogo sobre la necesidad de reconsiderar ciertas ingestas. Por su parte, Jen Gunter, ginecóloga-obstetra, enfatiza la importancia de crear un ambiente donde los pacientes se sientan cómodos hablando sobre sus hábitos de salud.
La preocupación por los suplementos no se limita a sus efectos directos. Muchos médicos advierten que la dependencia de estos productos puede llevar a los pacientes a ignorar problemas subyacentes que requieren atención médica adecuada. Un caso alarmante involucró a una mujer de 44 años que, tras consumir un suplemento de hierro para tratar la anemia y la fatiga, fue diagnosticada con cáncer de colon en estadio IV, habiendo perdido valioso tiempo en el proceso.
La creciente popularidad de los suplementos y su promoción en línea han dejado a muchos pacientes desilusionados con el sistema médico tradicional. No obstante, los médicos instan a que se priorice la salud a través de diagnósticos precisos y tratamientos fundamentados, en lugar de depender de soluciones rápidas que pueden tener efectos adversos. La educación y la comunicación entre médicos y pacientes son fundamentales para evitar que las personas busquen soluciones en suplementos que podrían hacer más daño que bien.