La Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) ha expresado su profunda preocupación tras ser sistemáticamente excluida de las negociaciones relacionadas con el nuevo estatuto marco que afecta a más de 170,000 facultativos en España. Esta organización, reconocida como la más representativa entre los médicos, defiende no solo los intereses de este colectivo, sino también la necesidad de que tengan voz en la normativa que regirá su futuro laboral.
El estatuto en cuestión ha generado un clima de tensión que ha llevado a los médicos a convocar huelgas, siendo la más reciente el 10 de octubre. Este movimiento responde a la exigencia de establecer un marco normativo que contemple aspectos fundamentales como la jornada laboral, la carrera profesional, la jubilación, el régimen retributivo y las condiciones de contratación. La CESM considera inadmisible que se esté tramitando una norma tan crucial sin la participación activa de quienes ejercen la medicina en el país.
Uno de los puntos más críticos que destacan los médicos es la necesidad de contar con un estatuto propio que reconozca la singularidad de su profesión. Según la CESM, la medicina presenta características especiales que justifican un tratamiento específico, especialmente en aspectos como la responsabilidad y la formación. En este sentido, los médicos creen que deben ser clasificados dentro de un grupo profesional específico, lo que les permitiría tener una representación más adecuada en las decisiones que les afectan.
Además, han levantado la voz contra ciertas limitaciones que contempla el borrador del anteproyecto, que podrían perjudicar las condiciones del personal sanitario público. Entre estas limitaciones se encuentra la inclusión de incompatibilidades para los cargos intermedios y los médicos internos residentes (MIR) con respecto a la práctica privada. Los facultativos advierten que estas restricciones podrían afectar la disponibilidad de médicos y, en última instancia, la calidad del servicio de salud pública.
En relación con la movilidad laboral, los médicos han manifestado que no comparten los supuestos que permiten traslados de manera unilateral por parte de la administración. Consideran que estas decisiones deberían estar restringidas a situaciones extremas, como violencia o terrorismo, ya que los cambios de lugar de trabajo generan inestabilidad y malestar en el ejercicio de su labor. La CESM califica de inadmisible que un médico pueda ser trasladado sin justificaciones claras y adecuadas.
Otro tema que ha suscitado controversia son las horas de guardia y su reconocimiento en el cálculo de la jubilación. Actualmente, el documento no contempla la posibilidad de que los médicos prolonguen su vida laboral sin que esto afecte su pensión, lo que representa un desafío adicional para quienes deseen continuar trabajando.
Por si fuera poco, los médicos han señalado que el estatuto marco no aborda dos aspectos que consideran fundamentales: el reforzamiento del sistema sanitario y la mejora en la planificación de los recursos. Según los facultativos, estos son “los dos agujeros negros del Sistema Nacional de Salud”, cuestiones que requieren atención urgente para garantizar un servicio de salud de calidad.
El próximo 10 de octubre, los médicos volverán a movilizarse, reafirmando su compromiso con la búsqueda de un estatuto que respete y valore el trabajo que realizan. La CESM continúa firme en su posición de que la voz de los profesionales de la salud debe ser escuchada y tenida en cuenta en la elaboración de normativas que impactan directamente en sus vidas y en la atención a los pacientes.
