Un diminuto fósil de una criatura marina que vivió hace más de 500 millones de años está revolucionando nuestra comprensión de la evolución de los artrópodos, el grupo animal más diverso y exitoso del planeta. Este hallazgo, publicado en la revista Nature Communications, se centra en un espécimen conocido como Jiangfengia multisegmentalis, que podría ser clave para entender la separación de los dos grandes grupos de artrópodos: los mandibulados y los quelicerados.
Descubrimientos que desafían creencias previas
El equipo de investigación, liderado por Nicholas Strausfeld del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Arizona, ha revelado detalles sorprendentes sobre el cerebro fosilizado de Jiangfengia. A diferencia de lo que se pensaba, este espécimen no pertenece a los quelicerados, como se había creído anteriormente, sino que es un antepasado directo de los mandibulados, que incluyen insectos, crustáceos, milpiés y ciempiés.
Tradicionalmente, Jiangfengia había sido clasificada como un quelicerado ancestral debido a sus apéndices prensiles, una característica que lo vinculaba con un grupo extinto conocido como megacheirans, que significa “manos grandes” en griego. Sin embargo, los nuevos análisis apuntan a una historia evolutiva mucho más compleja.
“Estos megacheiras no tenían antenulas, apéndices similares a antenas comunes en crustáceos, insectos y ciempiés”, explicó Strausfeld. “En su lugar, los apéndices cefálicos eran extraños y robustos, especializados para alcanzar y sujetar objetos”. Esta revelación sugiere que Jiangfengia podría haber sido más parecido a un camarón o un cangrejo de río moderno que a un quelicerado.
Implicaciones de los hallazgos
La investigación también mostró que los cerebros fosilizados de Jiangfengia y otro megacheiran, Alalcomenaeus, no solo eran morfológicamente distintos, sino que representan los ancestros de dos grupos principales de artrópodos. La diminuta cabeza de Jiangfengia, de apenas dos milímetros de diámetro, está cubierta por una estructura similar a una concha, de la que emergen sus dos grandes apéndices y varios ojos, tanto compuestos como simples.
Al analizar los restos del sistema nervioso de cuatro especímenes, el equipo encontró que el cerebro de Jiangfengia presentaba similitudes con los sistemas nerviosos de pequeños crustáceos de agua dulce, como las artemias. “Nuestros resultados demuestran que un examen minucioso de los restos neuronales fosilizados puede proporcionar datos contundentes sobre relaciones evolutivas que no se pueden obtener solo a partir de las características del exoesqueleto”, agregó Strausfeld.
Además, Frank Hirth, coautor del estudio y profesor del King’s College de Londres, destacó que la organización de estos cerebros antiguos coincide perfectamente con la de los artrópodos actuales, sugiriendo que sus componentes genéticos y de desarrollo son sorprendentemente robustos y diversos.
Estos descubrimientos no solo iluminan el camino evolutivo de los artrópodos, sino que también resaltan la importancia de seguir investigando en el campo de la paleontología, donde cada fósil puede contar una historia que desafía las teorías establecidas y nos acerca más a entender la rica diversidad de la vida en la Tierra.
