Un reciente estudio de la Universidad de Houston ha revelado que recibir al menos una dosis de la vacuna contra la gripe puede reducir en un 40% el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en los primeros cuatro años tras la vacunación. Esta investigación fue liderada por los doctores Avram S. Bukhbinder y Paul E. Schulz.
El análisis se centró en la incidencia de esta enfermedad neurodegenerativa en personas de 65 años o más que residían en Estados Unidos, comparando a aquellos que habían recibido la vacuna con aquellos que no lo habían hecho. Este hallazgo se produce dos años después de que el mismo equipo de investigadores encontrara un posible vínculo entre la vacunación y un menor riesgo de Alzheimer.
En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de 800,000 personas están diagnosticadas con esta enfermedad, la cual es la principal causa de demencia y genera la mayor discapacidad en personas mayores. La prevalencia de Alzheimer aumenta considerablemente a partir de los 65 años.
Durante los cuatro años del estudio, se observó que solo el 5.1% de los pacientes vacunados contra la gripe desarrollaron Alzheimer, en comparación con un 8.5% de aquellos que no recibieron la vacuna. Esta diferencia resalta el fuerte efecto protector que la vacuna puede tener no solo contra la gripe, que causa más de 170,000 hospitalizaciones anuales en Estados Unidos, sino también contra la enfermedad de Alzheimer, que afecta a más de seis millones de estadounidenses.
Los investigadores confirmaron que casi dos millones de estadounidenses participaron en este estudio, el cual es considerado pionero a nivel mundial. Además, se menciona que otros estudios han indicado que la exposición previa a diversas vacunas, como la del tétanos, poliomielitis y herpes, también puede estar asociada con una disminución del riesgo de demencia.
Actualmente, cada año se diagnostican más de 40,000 nuevos casos de Alzheimer en España. Los síntomas iniciales son progresivos y pueden tardar entre 5 y 15 años en evolucionar. La SEN estima que entre el 30 y el 40% de los casos permanecen sin diagnosticar, lo que retrasa el inicio de tratamientos farmacológicos adecuados.
Si bien los medicamentos disponibles pueden ralentizar la progresión de los síntomas, no logran detener su gravedad ni restaurar la función cognitiva. El doctor Juan Fortea ha destacado que se estima que la mitad de los casos de Alzheimer se pueden atribuir a factores de riesgo que son potencialmente modificables.
