El 26 de septiembre marca el aniversario de una de las tragedias más devastadoras en la historia reciente de Celaya, Guanajuato, cuando las explosiones ocasionadas por el almacenamiento clandestino de pirotecnia en la calle Antonio Plaza resultaron en la muerte de 76 personas y dejaron más de 300 heridos. A pesar de este sombrío recuerdo, las nuevas generaciones parecen haber olvidado la magnitud de esta tragedia, lo que ha llevado a un uso irresponsable de la pirotecnia.
Salomón Ocampo, director de Protección Civil, advirtió sobre el peligro que representa el uso descontrolado de fuegos artificiales. “Las explosiones de hace 26 años dejaron un amargo sabor de boca a los celayenses y dieron paso al crecimiento de los servicios de emergencia. Sin embargo, las nuevas generaciones, que no vivieron el dolor de aquel día, están perdiendo el temor y proliferan las quemas de pirotecnia”, explicó Ocampo.
El incidente de 1997 se desencadenó por dos explosiones. La primera afectó a la Abarrotera Celaya y negocios cercanos, atrayendo a muchos a ayudar a los heridos. Sin embargo, la segunda explosión, mucho más poderosa, destruyó la esquina de la zona comercial, lanzando a las personas por los aires y causando una devastación inimaginable.
Como consecuencia de esta tragedia, el gobierno municipal impuso una prohibición sobre la venta y el uso de pirotecnia. Aunque esta medida se mantuvo durante varios años, con el tiempo perdió efectividad y hoy parece ser solo un recuerdo lejano. La falta de cumplimiento de esta norma ha permitido que se realicen quemas de pirotecnia sin las debidas medidas de seguridad.
Ocampo hace un llamado a la población, especialmente ahora que se acercan diversas festividades que suelen incluir el uso de pirotecnia. “Es crucial que la gente entienda cómo manejar y almacenar estos productos, ya que no solo se ponen en riesgo a sí mismos, sino también a quienes los rodean. Reiteramos que la prohibición sobre la quema de pirotecnia sigue vigente hasta que se establezcan regulaciones adecuadas”, concluyó.