La situación alimentaria en Argentina se torna crítica, a medida que el XXIII Congreso Argentino de Nutrición se prepara para abordar un tema que trasciende la simple falta de alimentos: la obesidad. Este congreso, que se llevará a cabo del 3 al 5 de septiembre de 2025 en Buenos Aires, tiene como objetivo no solo reunir a especialistas y legisladores, sino también proponer la declaración de la obesidad como enfermedad crónica. Con cerca de 26 millones de argentinos padeciendo sobrepeso u obesidad, la calidad y variedad alimentaria sigue siendo una preocupación latente, especialmente en los sectores más vulnerables.
Desafíos del sistema alimentario
Según un informe elaborado por expertos y presentado en el congreso, la crisis del acceso a dietas saludables se ha intensificado en los últimos años, afectando la salud de la población de manera alarmante. El análisis, coordinado por Sergio Britos, señala que el patrón alimentario actual combina excesos calóricos con déficits de nutrientes esenciales, lo cual impacta gravemente en la infancia y los sectores de menores ingresos. “La malnutrición no es solo la falta de comida, sino también el hambre de calidad”, destacó Ayelén Borg, coautora del informe.
El documento revela que, a pesar de que existe una disponibilidad energética superior a 3,300 calorías por persona, la producción alimentaria se concentra en granos, aceites y carnes, relegando frutas, verduras y lácteos. Solo las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe abastecen una parte significativa de alimentos saludables, mientras que otras regiones dependen de productos enviados desde distancias largas, lo que encarece los costos y limita el consumo local.
Impacto de la economía en la nutrición
El informe también destaca que el costo relativo de los alimentos nutritivos es un factor clave que agrava la situación. Comprar 100 calorías de frutas o verduras puede costar hasta siete veces más que la misma cantidad de productos panificados. Esta disparidad afecta especialmente a los hogares de menores recursos, donde la dieta resulta insuficiente y de baja calidad.
Adicionalmente, el sistema impositivo en Argentina impacta de manera negativa, ya que hasta el 40% del precio de los alimentos está compuesto por impuestos, encareciendo aún más lo saludable. “Es fundamental que este tema esté en la agenda pública y se busquen formas creativas para que los alimentos más nutritivos tengan menor carga impositiva”, enfatizó Borg.
El análisis también critica que la Canasta Básica de Alimentos (CBA) no representa una dieta saludable, ya que los alimentos más nutritivos son un 37% más caros que el valor asignado por el INDEC. Los programas públicos existentes, como el Plan AlimentAr, funcionan más como transferencias económicas que como instrumentos enfocados en la nutrición.
Por último, los expertos concluyen que el enfoque fragmentado de las políticas alimentarias debe cambiar. “Necesitamos una visión integral, centrada en la calidad nutricional y la articulación entre sectores”, subrayó Britos. La falta de estrategias claras y efectivas para fomentar la producción local y el consumo de alimentos saludables pone en riesgo la salud de millones de argentinos.