La comunidad de La Tuna, en el municipio de Badiraguato, Sinaloa, fue escenario de un ataque con dron que tuvo como objetivo la casa de la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocida como la Casa Rosa. Este incidente reavivó el clima de violencia en la región, un área que ha sido tradicionalmente marcada por conflictos entre facciones criminales.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, confirmó los ataques con drones en la zona, coincidiendo con la difusión de un video en redes sociales que muestra el momento en que se lanza un explosivo cerca de la vivienda de María Consuelo Loera Pérez. Aunque la autenticidad y la fecha del video no han sido verificadas, las imágenes capturan un estallido que ocurrió en las cercanías de la propiedad.
A pesar de que los reportes preliminares indican que no hubo víctimas tras el ataque, el impacto psicológico en la población ha sido significativo. Los habitantes de comunidades aledañas han comenzado a desplazarse por temor a nuevos “dronazos”, término que se ha utilizado para describir este tipo de agresiones aéreas.
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión en la sierra sinaloense, donde las facciones criminales, como Los Chapitos —un grupo vinculado a los hijos de Guzmán Loera— y La Mayiza, están en medio de un reacomodo tras la detención de Ismael “El Mayo” Zambada. La escalada de violencia, ahora caracterizada por el uso de tecnología bélica como los drones armados, ha encendido las alarmas entre las autoridades estatales y federales, quienes enfrentan el reto de contener un conflicto que se libra cada vez más desde el aire.






























































