Las automotrices chinas han reaccionado con cautela ante el anuncio del nuevo arancel que el gobierno mexicano aplicará a los vehículos importados desde ese país, generando un clima de preocupación pero también de compromiso. A pesar de que no se han manifestado públicamente sobre el tema, las empresas han dejado claro que continuarán con sus planes de operación en México.
“No se cerrará ningún distribuidor, no se reducirán plazas ni nada”, afirmaron representantes de marcas como BYD, MG y JAC, buscando transmitir seguridad a sus clientes. Esta postura busca desmentir cualquier rumor sobre una posible salida masiva de estas compañías del mercado mexicano, algo que muchos consumidores temen.
Compromiso con el mercado mexicano
Una fuente cercana a la industria automotriz mencionó que “pocas marcas chinas son las que se van” y que, aunque las empresas más pequeñas ajustarán sus volúmenes de producción, no tienen planeada una salida generalizada. Por su parte, Changan se refirió a la situación como especulativa, señalando que aún está a la espera de decisiones oficiales por parte del gobierno mexicano y del “proceso legislativo” relacionado con estos aranceles.
Mientras tanto, el Ministerio de Exteriores de China ha reaccionado de manera más contundente, afirmando que protegerá sus intereses con determinación y sugiriendo que México está siendo presionado por terceros para implementar estas medidas arancelarias. Este cruce de declaraciones podría tensar aún más la relación bilateral.
El impacto en la industria automotriz
Es relevante considerar que en poco más de cinco años, los autos chinos han logrado conquistar el mercado mexicano gracias a su competitividad en precio y calidad, generando una base de clientes leales. Esto ha transformado el panorama automotriz en el país, lo que resulta en una situación delicada en caso de que se produzcan fricciones entre ambas naciones.
Por otro lado, se espera que el gobierno mexicano sea más explícito en su política comercial internacional, estableciendo una estrategia que considere prioridades nacionales más allá de un enfoque meramente regional con Estados Unidos y Canadá. La realidad es que, si no se manejan adecuadamente, estas tensiones podrían perjudicar no solo a las empresas, sino también a los consumidores mexicanos que dependen de estos vehículos.
El futuro de la industria automotriz china en México está en el aire. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas serán cruciales para determinar el rumbo de estas relaciones comerciales y la estabilidad del mercado automotriz en el país.