La Comisión Europea ha aprobado la entrega de 1,83 millones de euros a Finlandia para cubrir los gastos de reparación del cable submarino Estlink 2, afectado por un presunto sabotaje a finales del año pasado. Este cable es crucial, ya que conecta a Finlandia con Estonia y juega un papel vital en la infraestructura energética de la región.
Detalles del incidente y las reparaciones
Las autoridades finlandesas confirmaron el desembolso, proveniente del fondo de Seguridad Interior, destinado a ayudar a los Estados miembros en la lucha contra el terrorismo y la ciberdelincuencia. Con esta ayuda, Helsinki podrá hacer frente a los gastos derivados de la reparación del Estlink 2, que fue totalmente reparado en junio de 2023. El daño al cable implicó un significativo esfuerzo de las fuerzas de seguridad finlandesas, que reemplazaron la sección dañada por un nuevo segmento de un kilómetro de longitud.
El Estlink 2 se extiende a lo largo de 170 kilómetros en el mar Báltico, y el incidente que provocó su daño fue causado por el impacto de un ancla. Este suceso llevó a las autoridades a interceptar el carguero ‘Eagle S.’, de fabricación china, que la Unión Europea sospecha está vinculado a la llamada “flota fantasma” de Rusia, utilizada para evadir sanciones europeas.
Implicaciones geopolíticas
Las investigaciones relacionadas con la sección dañada del cable han señalado a Rusia como posible responsable de esta y otras incidencias recientes con cables submarinos en la región. Las autoridades de los países nórdicos y bálticos han expresado su preocupación por la creciente oleada de ataques a infraestructuras críticas, lo que ha intensificado el debate sobre la seguridad en el mar Báltico.
Es evidente que el apoyo financiero de la Comisión Europea no solo busca reparar un daño físico, sino también enviar un mensaje claro sobre la importancia de la cooperación y la seguridad en la región. Con este tipo de acciones, la UE reafirma su compromiso de proteger a sus Estados miembros frente a amenazas externas.
La situación resalta la vulnerabilidad de las infraestructuras energéticas en el contexto actual y la necesidad de una vigilancia constante ante posibles actos de sabotaje que puedan afectar la estabilidad energética de Europa.
