Carlos Alcaraz se coronó este domingo como campeón del US Open 2025 al vencer al italiano Jannik Sinner en cuatro sets, logrando así su segundo título en este prestigioso torneo. Este triunfo no solo marca su sexto campeonato de Grand Slam, sino que también le permite recuperar el liderato del ranking ATP, solidificándose como uno de los tenistas más destacados del circuito profesional.
A sus apenas 22 años, Alcaraz ha demostrado su versatilidad al ganar títulos en todas las superficies, y ahora se encuentra a un solo trofeo de completar el ciclo de Grand Slam, con el Abierto de Australia como su próximo objetivo. Hasta la fecha, su balance en la temporada 2025 es impresionante: 61 victorias y solo 6 derrotas, con siete títulos obtenidos en total.
Tatuajes como memoria de sus logros
En una entrevista con la cadena ESPN, Alcaraz reveló que planea agregar dos nuevos tatuajes en su piel como homenaje a su segundo triunfo en Nueva York. Solicitará al artista murciano Joaquín Ganga que le dibuje la Estatua de la Libertad y el puente de Brooklyn, símbolos icónicos de su victoria en este torneo. Esta tradición de tatuajes comenzó en 2022, cuando se grabó la fecha 11 09 22 en su brazo izquierdo tras su primer triunfo en el US Open.
Posteriormente, añadió una fresa y la fecha 16 07 23 en su tobillo derecho por su victoria en Wimbledon, así como la Torre Eiffel con la fecha 09 06 24 en su pierna izquierda por su título en Roland Garros.
Significado personal y legado familiar
Más allá de los tatuajes conmemorativos, Alcaraz lleva en el antebrazo izquierdo la letra “ce” repetida tres veces, un homenaje al lema que le inculcó su abuelo: “Cabeza, corazón y cojones”, una frase que ha adoptado como guía en su carrera profesional. Además, utilizó la tinta como herramienta promocional, tatuándose temporalmente la fecha de estreno de su documental (23-04-25), en una acción que combina marketing y expresión personal.
Con su regreso al número uno del mundo, Alcaraz se prepara para cerrar la temporada con su participación en las ATP Finals, mientras que su mirada se dirige hacia el desafío de conquistar el Abierto de Australia, el único Grand Slam que aún no figura en su palmarés. Su evolución técnica, consistencia en el circuito y conexión emocional con sus logros lo posicionan como uno de los tenistas más influyentes de su generación, construyendo una identidad marcada tanto dentro como fuera de la cancha.
