El alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, fue asesinado en un ataque directo el 1 de noviembre, durante las celebraciones del Día de Muertos. Este trágico suceso ocurrió a pesar de sus constantes solicitudes de ayuda al gobierno federal para enfrentar el narcotráfico y las amenazas de muerte que había recibido en varias ocasiones.
Carlos Manzo se destacó en México por su firme postura en contra del narcotráfico, enfatizando que en Uruapan, una de las zonas más peligrosas de México, la respuesta debía ser “balazos, no abrazos”. Desde su llegada al cargo como alcalde independiente, no dudó en señalar la corrupción de su antecesor y de otros funcionarios en Guanajuato, apuntando que existían acuerdos entre ellos y el crimen organizado.
El alcalde era consciente de las limitaciones de la policía local, lo que lo llevó a solicitar apoyo al gobierno federal en múltiples ocasiones. Su nombre fue mencionado en varias conferencias matutinas de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien, sin embargo, declaró no estar de acuerdo con las estrategias del gobernador.
En su último mensaje, publicado el 8 de octubre, Carlos Manzo hizo un llamado a la presidenta y al secretario de seguridad Omar García Harfuch, tras la inexplicable retirada de 200 elementos de la Guardia Nacional de Uruapan. Manzo advirtió que esta decisión dejaba a su municipio vulnerable ante el crimen organizado y solicitó que no se le dejara solo en la lucha contra los delitos federales.
El alcalde se comprometió a continuar su lucha contra el narcotráfico con los recursos disponibles de la policía municipal, aunque menos de un mes después de su llamado, perdió la vida en un ataque violento.
Este caso resalta la alarmante situación de seguridad en México y la necesidad urgente de una respuesta efectiva por parte del gobierno ante el creciente desafío del crimen organizado.






























































