La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró este martes de forma definitiva una de las mayores granjas porcícolas en Yucatán, ubicada en Santa María Chi, cerca de Mérida. Este cierre se debe a la descarga irregular de aguas residuales y la omisión en la caracterización de lodos, entre otros incumplimientos ambientales.
Impacto en la comunidad maya
La granja, conocida como Pecuaria Peninsular, contaba en abril con 72 naves y un inventario aproximado de 60,000 cerdos. Wilberth Nahuat, comisario de la comunidad maya, subrayó la importancia de esta clausura, ya que representa un triunfo para los habitantes que han sufrido las consecuencias de esta actividad industrial.
La titular de la Profepa, Mariana Boy, expresó en un video que este caso es crucial para la justicia ambiental. “Conocemos la lucha de años de las comunidades de la zona, quienes han padecido los impactos en su calidad de vida”, comentó, destacando que los vecinos han buscado justicia a través de denuncias y amparos.
Medidas a seguir tras la clausura
La Profepa indicó que, tras la clausura, se enfocará en la reparación de los daños ocasionados en la zona. Esto incluirá la elaboración de un estudio de daño ambiental y el seguimiento del proceso de desmantelamiento de las instalaciones. Cabe recordar que esta granja ya había sido clausurada temporalmente en abril de este año por violaciones similares.
De acuerdo con el Dictamen Diagnóstico Ambiental de la Actividad Porcícola de Yucatán, publicado por Semarnat en 2023, se reportó deterioro de la calidad del agua en 12 cenotes debido a la actividad de las granjas porcícolas. La Profepa asegura que atender la problemática de estas granjas en la península es una prioridad y que se compromete a proteger el derecho de las comunidades al medio ambiente.
Este caso resalta la necesidad de un enfoque más riguroso en la regulación de las actividades industriales en Yucatán, donde los ecosistemas y la salud de las comunidades están en juego. La clausura de la granja porcícola de Santa María Chi no solo representa una victoria para los vecinos, sino un llamado a la acción para garantizar un futuro más sostenible en la región.