El reciente feminicidio de Lesly, una joven de solo 21 años, ha desatado una ola de indignación en México, donde colectivos feministas exigen justicia y un cambio en la forma en que las autoridades manejan estos casos. Lesly fue encontrada sin vida el 12 de marzo de 2024 en un vecindario de la Ciudad de México, un hecho que ha reavivado el debate sobre la violencia de género y la respuesta institucional ante este tipo de crímenes.
Protestas y reclamos de justicia
Desde el descubrimiento de su cuerpo, miles de personas han salido a las calles para exigir que se investigue a fondo el caso y se castigue a los responsables. Las manifestaciones, que han tenido lugar en varias ciudades, incluyen pancartas con mensajes como “¡Justicia para Lesly!” y “¡Basta de feminicidios!”. La realidad es que muchas mujeres en México viven con miedo, y el caso de Lesly es un recordatorio doloroso de la urgencia de abordar esta problemática.
Los colectivos feministas han denunciado la indiferencia de las autoridades, acusando que la investigación ha sido lenta y poco efectiva. “No podemos seguir permitiendo que la vida de las mujeres sea vista como algo desechable”, declaró una activista durante una de las protestas.
Un problema estructural
La violencia de género en México es un problema que ha escalado en los últimos años. Según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en 2023 se registraron más de 1,000 feminicidios en el país. A pesar de las promesas de las autoridades para combatir este fenómeno, los resultados siguen siendo insuficientes.
La pandemia también ha exacerbado la situación, aumentando los casos de violencia doméstica y feminicidios. La falta de recursos y la escasa capacitación de los cuerpos de seguridad han sido señaladas como factores que contribuyen a esta crisis.
Es imperativo que el caso de Lesly sirva como un llamado a la acción, no solo para las autoridades, sino también para la sociedad en general. La indiferencia no es una opción; el cambio debe venir desde todos los frentes. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de exigir justicia y garantizar que las voces de las víctimas no sean ignoradas.
La historia de Lesly no debe ser solo un número más en las estadísticas; debe ser un punto de inflexión en la lucha contra la violencia de género en México.