El exespía argentino Raúl Martins Coggiola, apodado “El Rey del Burdel”, ha regresado a la lujosa zona de Cancún, donde, a pesar de estar en prisión domiciliaria, continúa organizando ruidosas fiestas mientras enfrenta un proceso judicial por delitos graves como la trata de personas y el lavado de dinero.
Martins, que ahora reside en el exclusivo fraccionamiento Maralago, ha interrumpido la paz de los vecinos que disfrutaban de la tranquilidad del Caribe mexicano. Su regreso marca un capítulo controvertido en su historia criminal, ya que anteriormente había establecido un imperio de explotación sexual a través de varios clubes nocturnos que, en realidad, eran casas de seguridad para mujeres obligadas a prostituirse bajo amenazas de violencia.
Desde el 1 de septiembre de 2025, Martins ha estado cumpliendo su proceso judicial desde su nuevo hogar, tras haber sido trasladado del Reclusorio Norte, donde había estado desde su detención en 2019. Este cambio a un departamento de lujo en Quintana Roo le permite disfrutar de vistas al mar mientras es custodiado por fuerzas de seguridad.
Los residentes de Maralago han notado un aumento en la presencia de vehículos de la Guardia Nacional, lo que ha despertado sospechas sobre la identidad de su nuevo vecino. Las autoridades han recibido órdenes de vigilar a Martins debido a los graves cargos que enfrenta en su país natal, Argentina.
A pesar de la vigilancia, los vecinos han reportado comportamientos inquietantes, como fiestas ruidosas que se extienden hasta la madrugada, así como gritos que repiten su nombre. Una de las víctimas de sus operaciones, identificada como “Fabiola” para proteger su identidad, expresó su incredulidad ante la situación, afirmando que su regreso representa un grave riesgo para la seguridad de la comunidad.
Martins es conocido por haber grabado a clientes de alto perfil en situaciones comprometedoras para extorsionarlos posteriormente. A sus 77 años, sigue mostrando una personalidad implacable, habiendo sido denunciado por su propia hija como un torturador y feminicida serial. Su pasado está marcado por la asociación con grupos criminales en Argentina y México, lo que ha llevado a muchos a creer que está reactivando sus operaciones desde su nueva residencia.
Recientemente, organizó una fiesta en su casa, que aparentemente violó las reglas de su confinamiento domiciliario. Este evento, bajo el pretexto de celebrar un cumpleaños, ha generado especulaciones sobre un posible plan de fuga. Testigos han descrito un ambiente de excesos, con invitados que mostraban actitudes prepotentes y la participación de mujeres provenientes de clubes clandestinos.
Las autoridades y los vecinos están alarmados, cuestionando cómo alguien con un historial tan criminal puede gozar de tales privilegios. La situación no solo representa una falta de justicia para las víctimas de Martins, sino que también plantea serias preguntas sobre la efectividad del sistema judicial en México para manejar casos de esta magnitud.
Las voces de las víctimas y los residentes de Cancún exigen una respuesta más contundente de las autoridades, ya que cada día que Martins pasa en libertad es un día más de impunidad para su legado de violencia y explotación.






























































