La Casa Blanca ha elevado su retórica contra el gobierno de Nicolás Maduro, considerándolo “ilegitimo” y acusándolo de liderar operaciones de narcotráfico dirigidas a Estados Unidos. En un pronunciamiento de la portavoz Karoline Leavitt, la administración de Donald Trump reafirmó que no tolerará la entrada de drogas “ilegales y letales” al territorio estadounidense, intensificando así la presión sobre el régimen venezolano.
Escalada de tensiones y operativos militares
Este recrudecimiento de la postura estadounidense se produce en un contexto de creciente tensión bilateral, especialmente tras el ataque naval del 2 de septiembre en el que fuerzas estadounidenses interceptaron y destruyeron una lancha que, según Washington, transportaba a 11 supuestos integrantes del Tren de Aragua. Este cargamento, afirman, podría haber causado miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos, convirtiéndose en un nuevo punto de fricción entre los dos países.
El gobierno de Maduro ha respondido a estas acusaciones con un fuerte rechazo, calificando el ataque como un acto de agresión y denunciando lo que considera una “campaña de manipulación mediática” impulsada por Estados Unidos. A través de un comunicado, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) condenó los rumores sobre la presencia de un helicóptero estadounidense cerca de las costas venezolanas, argumentando que esto forma parte de una estrategia para justificar una intervención militar.
Desafíos y advertencias
En medio de este clima, Maduro ha denunciado un “relato sucio” que busca convencer al pueblo estadounidense de apoyar una guerra en Sudamérica por el control de recursos estratégicos como petróleo, gas y oro. Ha vinculado directamente estas acusaciones con figuras clave del gobierno estadounidense, como el secretario de Estado Marco Rubio y el enviado especial para Latinoamérica, Mauricio Claver-Carone.
Por su parte, el secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha señalado en una reciente entrevista que Maduro tiene “muchas decisiones que tomar”, refiriéndose a la recompensa que una corte de Nueva York mantiene por su captura. Este contexto ha llevado a que Estados Unidos mantenga en el Caribe un despliegue militar significativo: ocho barcos armados con misiles, un submarino nuclear y la reciente llegada de 10 aviones de combate F-35 a Puerto Rico.
Washington justifica estas acciones bajo la premisa de combatir el narcotráfico y perseguir lo que denomina el “Cártel de los Soles”, que ubica bajo el liderazgo de Maduro y que relaciona con organizaciones criminales como el Tren de Aragua y el cártel de Sinaloa. Sin duda, la situación en la región es delicada y las implicaciones de una escalada militar podrían arrastrar a toda la zona a un conflicto con “consecuencias imprevisibles”.
































































