El pasado sábado 11 de octubre, Ian Watkins, exvocalista de la banda galesa Lostprophets, fue hallado muerto en su celda de la prisión de alta seguridad HMP Wakefield, ubicada en West Yorkshire. Tenía 48 años y cumplía una condena de 29 años por delitos sexuales graves, que incluían el intento de violación de un bebé.
Según informes de la BBC, Watkins fue atacado por otro recluso con un cuchillo improvisado poco después de la apertura de las celdas. Este ataque le causó una hemorragia fatal. A pesar de los esfuerzos de los servicios de emergencia, fue declarado muerto en el lugar de los hechos.
La policía de West Yorkshire ha iniciado una investigación por homicidio, aunque no se han revelado detalles sobre el atacante. El caso de Watkins ha sido uno de los más notorios en la historia reciente del Reino Unido, especialmente por la gravedad de sus crímenes.
En diciembre de 2013, Watkins fue condenado a casi 29 años de prisión tras declararse culpable de 13 delitos sexuales, entre los cuales se encontraba el intento de violación de un bebé de 11 meses. Además, fue encontrado en posesión de pornografía infantil y material extremadamente explícito.
No era la primera vez que el exvocalista de Lostprophets enfrentaba problemas en prisión. El HMP Wakefield, conocido como “Monster Mansion” por albergar a algunos de los criminales más peligrosos del país, ya había sido escenario de un ataque contra él en 2023. En esa ocasión, fue tomado como rehén por otros reclusos durante seis horas, aunque logró sobrevivir a las heridas sufridas.
La condena de Watkins dejó una huella profunda en la industria musical británica, llevando a la disolución de Lostprophets tras su arresto. Los otros miembros de la banda formaron el grupo No Devotion en 2014, buscando distanciarse del legado de su exlíder. La muerte de Ian Watkins cierra, sin duda, un capítulo oscuro tanto en la música como en el ámbito de la justicia penal del Reino Unido.