El panorama salarial en México se complica ante la resistencia de algunos gremios a acatar la pauta oficial de aumentos del 1% mensual. A pesar de esto, el Gobierno parece menos inclinado a imponer sanciones y está evaluando los nuevos acuerdos salariales bajo criterios más flexibles.
Acuerdos salariales destacados
Un ejemplo claro es la reciente negociación del Sindicato de Sanidad, que logró un aumento del 5.2% para el trimestre de agosto a octubre, desglosado en tres tramos: 1.9%, 1.7% y 1.6%. Además, se incluyen sumas no remunerativas de $60,000 para cada mes. Héctor Daer, líder nacional del sindicato, y Javier Pokoik, al frente de la filial de Buenos Aires, están convencidos de que la Secretaría de Trabajo homologará este convenio, a pesar de que supera el techo oficial.
Este optimismo se basa en la homologación de un acuerdo previo firmado el 25 de junio, que incluía un incremento del 4.5% y también se encontró con los mismos obstáculos. Sin embargo, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, firmó la resolución que lo homologó el 15 de julio, tras evaluar que las empresas del sector salud no trasladaron el aumento a los usuarios.
Impacto de la coyuntura electoral
Los dirigentes gremiales apuntan que la postura más tolerante del Gobierno en materia salarial se debe al contexto electoral, donde la baja inflación y la necesidad de “acompañar” la recuperación salarial son factores clave para sumar votos. Cada nuevo acuerdo es analizado con detenimiento por funcionarios de Economía y Trabajo, quienes buscan asegurarse de que los aumentos no impacten negativamente en los precios.
La próxima prueba de este enfoque será el Sindicato de Camioneros, que lidera Hugo Moyano. Este sindicato ha solicitado reabrir las paritarias desde el 1° de septiembre, argumentando que la inflación de los últimos meses ha superado las proyecciones del acuerdo vigente. La última paritaria firmada por Moyano, el 17 de junio, consistió en un aumento del 3% en tres cuotas, más una suma fija de $45,000, pero los empresarios han manifestado dificultades para cumplir con estos pagos.
A pesar de los reparos, la intervención del secretario de Trabajo logró que se homologara el acuerdo, gracias a un compromiso de los sindicalistas de aceptar pagos en cuotas. Este episodio deja en el aire la pregunta: ¿se repetirá esta flexibilidad con el próximo aumento salarial?
El seguimiento de estos acuerdos es crucial, no solo para las organizaciones sindicales, sino también para el Gobierno, que busca mantener la estabilidad en un ambiente económico incierto. La realidad es que, aunque los números están en el papel, la implementación y el cumplimiento real son lo que verdaderamente marcará el rumbo de las negociaciones salariales en México.
