La explosión de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, Iztapalapa, ha dejado un saldo de nueve fallecidos, según confirmó la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (Sedesa). Sin embargo, la información sobre la muerte de Alicia Matías Teodoro, una abuelita que se convirtió en símbolo de valentía al proteger a su nieta de dos años, ha desatado una controversia. Su familia asegura que Alicia sigue viva, aunque en un estado de salud crítico.
Confusión y esperanza familiar
Una hora antes de la publicación del informe oficial, los familiares de Alicia habían declarado a los medios que ella estaba sedada, con graves quemaduras, pero con signos vitales estables. En un audio difundido, su familia negaba la noticia de su fallecimiento: “Nos comentan que uno de sus pulmones está delicado por el humo. Esperamos que su sangre y riñones se limpien”, señalaron. Este mensaje ha generado un aluvión de apoyo y esperanza entre quienes conocen su historia.
Resulta curioso que uno de los aspectos más cuestionados fue la edad registrada por Sedesa, que marcó 35 años, mientras la familia insiste en que Alicia tiene 49. Esta discrepancia ha alimentado las dudas sobre la veracidad de la información publicada.
El momento del heroísmo
El trágico suceso ocurrió el 10 de septiembre de 2023, cuando Alicia, quien trabajaba como checadora en una base de camiones de Santa Martha, escuchó la explosión y vio las llamas. Sin pensarlo, cubrió a su nieta Azuleth con su propio cuerpo, salvándola de la onda expansiva. Las imágenes de este acto heroico mostraban a Alicia con quemaduras graves, su ropa y cabello consumidos por el fuego, pero aún abrazando a su pequeña.
El policía capitalino Sergio Ángel Soriano fue uno de los primeros en auxiliar a la abuela, retirando prendas encendidas de su cuerpo y trasladando a la niña en motocicleta hacia el hospital. Ambas fueron atendidas en el Hospital General de Zona 53 del IMSS, pero debido a la gravedad de las lesiones de Alicia, fue transferida al Hospital Magdalena de las Salinas, especializado en quemaduras.
El diagnóstico fue devastador: 98% de su cuerpo con quemaduras de tercer grado y lesiones pulmonares severas. Los médicos advirtieron a la familia que las probabilidades de sobrevivir eran mínimas, pero los seres queridos de Alicia se niegan a perder la esperanza.
La lucha por la vida
Rosa, la hija de Alicia, pidió a los médicos que hicieran todo lo posible por salvarla: “Hagan todo por mi mamá, a ella no le tocaba estar ahí”. Por su parte, su hermana Sandra Matías exigió apoyo total de las autoridades para garantizar el mejor servicio médico. La familia ha tenido que dividirse entre distintos hospitales, ya que además de Alicia y su nieta, otro de los hermanos también fue intervenido quirúrgicamente ese mismo día.
La pequeña Azuleth permanece hospitalizada con quemaduras en el 60% de su cuerpo, principalmente en el rostro, brazos y piernas. Su estado es estable, en parte gracias al heroísmo de su abuela. “Mi hermana hizo un gran trabajo al protegerla, gracias a Dios la niña está bien”, declaró Sandra, visiblemente conmovida.
La explosión en Iztapalapa dejó una columna de fuego visible a varios kilómetros y provocó un estruendo que llevó a muchos vecinos a pensar que se trataba de un sismo. Alicia Matías ha sido comparada en redes sociales con personajes de películas que sacrifican todo por proteger a sus seres queridos, convirtiéndose en un símbolo del heroísmo materno.
Mientras las autoridades mantienen la cifra de nueve fallecidos, la familia de Alicia continúa insistiendo en que ella sigue con vida, aunque en un estado crítico. La confusión oficial y el acto heroico de esta mujer han generado una ola de solidaridad y demandas para que reciba atención médica integral. La historia de Alicia no solo refleja el heroísmo en medio de la tragedia, sino también la importancia de la veracidad en los reportes oficiales y el derecho de las víctimas a recibir un trato digno en medio del dolor.