Kiko Campos, reconocido productor de Timbiriche, ha ofrecido disculpas a Sasha Sokol por haber normalizado la relación que tuvo con Luis de Llano cuando ella era menor de edad. En sus declaraciones, Campos admitió que fue un error no reconocer la gravedad de la situación que enfrentaba la joven.
Hace tres meses, la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de Sokol, rechazando el amparo que había presentado de Llano. Como resultado, este último deberá compensar económicamente a la cantante y no podrá volver a referirse a ella, además de que deberá ofrecer una disculpa pública.
Numerosas personalidades del medio han expresado su apoyo a Sasha, quien ha conseguido justicia tras más de 30 años. La corte ha determinado que no habrá un plazo de prescripción para los casos de abuso sexual que involucran a menores de edad.
En una reciente entrevista con “Posta MX” y otros medios, Campos se pronunció sobre el fallo judicial, subrayando que también le debía una disculpa a Sokol, ya que fue testigo de la relación entre ella y de Llano, a pesar de la gran diferencia de edad.
Campos reflexionó sobre la cultura de la época, donde tales situaciones se normalizaban y eran incluso celebradas. “Lo normalizamos todos y fue un gran error”, comentó, añadiendo que la sociedad en general no veía esto como una falta grave.
El músico, originario de Chile, expresó su vergüenza por no haber intervenido. “Me siento avergonzado de no haber tenido la actitud correcta cuando era evidente que había una chica en una relación inapropiada con un hombre mucho mayor”, reconoció.
A pesar de los años transcurridos, Campos ha mantenido una buena relación con Sokol, a quien considera una mujer valiente e inteligente. “Ella es mi amiga, somos muy amigos y tenemos mucha confianza”, concluyó, mostrando su satisfacción por el desenlace del caso y el impacto positivo que esto puede tener en otros que han vivido situaciones similares.
La disculpa de Kiko Campos resuena en un contexto donde la sociedad mexicana está reevaluando las dinámicas de poder y las relaciones entre adultos y menores, abriendo un diálogo necesario sobre el abuso y la responsabilidad colectiva.
