Coatzacoalcos, Veracruz, se convierte en un punto de referencia para los amantes de la gastronomía marina durante la temporada de verano, donde el ceviche y la mojarra destacan como los platillos más consumidos. Este fenómeno no solo refleja la preferencia de los habitantes locales, sino también las particularidades de la oferta y demanda en el mercado de mariscos.
El comerciante Alfonso Arias Pérez, con años de experiencia en la venta de mariscos, afirmó que el ceviche de gallego se ha convertido en el más solicitado entre los clientes. Sin embargo, también mencionó que el ceviche de cintilla, aunque popular, está teniendo dificultades de suministro. “Se escasea la cintilla, no hay cintilla para nada”, expresó Arias, haciendo eco de las preocupaciones de muchos vendedores sobre la disponibilidad de este producto, especialmente con la llegada del torneo del sábalo, donde se busca utilizar la cintilla como carnada.
La escasez de cintilla ha generado inquietud entre los pescadores, quienes han salido al mar y a los ríos en búsqueda de este recurso, pero se han encontrado con resultados decepcionantes. “A veces se mete al río, pero ahorita no ha habido nada”, comentó Arias, reflejando la situación actual que afecta tanto a los comerciantes como a los consumidores. Este escenario es un recordatorio de cómo las condiciones naturales pueden impactar el comercio local.
A medida que se aproxima el regreso a clases, la situación se complica aún más para los vendedores de mariscos. Se estima que las ventas podrían sufrir una disminución de hasta un 40 por ciento debido a los gastos asociados con la compra de útiles escolares, inscripciones y uniformes. “Ahorita como salieron los chamacos de vacaciones de la escuela, pues más. Ahora son salidas, inscripciones, baja la venta”, explicó el comerciante, quien anticipa un cambio en el comportamiento del consumidor.
En este contexto, la veda del robalo, vigente hasta el 15 de agosto, añade otra capa de complejidad al panorama del comercio pesquero en la región. La restricción en la captura de esta especie no solo afecta a los pescadores, sino también a los restaurantes y a los hogares que dependen de este popular platillo. Los esfuerzos por equilibrar la sostenibilidad con la demanda del mercado se tornan cada vez más urgentes.
Los habitantes de Coatzacoalcos, acostumbrados a disfrutar de ceviche fresco y mojarra frita en esta temporada calurosa, se enfrentan ahora a un dilema que combina el amor por la gastronomía local con las realidades económicas. La esperanza se centra en que, a medida que la temporada avance y la veda termine, los pescadores puedan recuperar el ritmo habitual de sus actividades, garantizando así que los sabores del verano sigan en la mesa de los coatzacoalqueños.