La maestra de educación física Julieta G. se ha convertido en el centro de una creciente polémica tras mudarse a Europa en 2024, donde es objeto de múltiples denuncias por estafas. Durante años, presuntamente robó a compañeros de trabajo, amigos e incluso a la familia de su novio, acumulando un total de más de 3 millones de pesos en fraudes.
Desde su llegada al viejo continente, Julieta ha estado activa en las redes sociales, compartiendo su recorrido por diversas ciudades como Roma, Barcelona, Liverpool y Londres. Sin embargo, su vida parece transcurrir sin preocupaciones, a pesar de que pesa sobre ella una orden de captura internacional emitida por la justicia argentina.
La situación se intensificó cuando sus ex compañeras de trabajo, quienes se vieron afectadas por sus acciones, decidieron presentar denuncias ante el fiscal Miguel Ángel Kessler, responsable de la Fiscalía PCyF N° 5 Especializada en Ciberfraudes de la Ciudad de Buenos Aires. Las investigaciones revelaron que Julieta utilizó las tarjetas de crédito de sus colegas para realizar numerosas compras, que incluían gastos en supermercados, plataformas de juego online y su billete de avión a España, que aparentemente fue pagado con dinero robado.
A medida que la investigación avanzaba, más víctimas se presentaron para denunciar a Julieta, elevando a más de ocho el número de personas que han confirmado haber sido defraudadas. Algunas de ellas han compartido testimonios impactantes sobre el comportamiento de la maestra, describiéndola como “perversa” y calculadora. Una de sus víctimas relató cómo Julieta lucía ropa nueva adquirida con la tarjeta de una amiga sin que esta lo supiera.
Mientras tanto, Interpol se ha involucrado activamente en la búsqueda de Julieta, quien hasta ahora no ha sido localizada. La orden de captura internacional se emite con el objetivo de que la docente enfrente un proceso penal por los delitos cometidos.
En un giro inesperado, el padre de Julieta también ha sido imputado en la investigación. Los peritos han rastreado los movimientos financieros y han descubierto que una parte de los fondos robados se transfirió a cuentas bancarias asociadas a sus padres, lo que llevó a la acusación formal contra él por defraudación mediante el uso de tarjeta magnética. En un acuerdo, el padre de Julieta aceptó restituir más de 1.200.000 pesos a las víctimas afectadas.
La indagatoria y el seguimiento de este caso continúan bajo la supervisión de la Fiscalía Especializada en Ciberfraudes, creada recientemente para abordar delitos de esta naturaleza en el país.