Bajo una intensa lluvia, la marcha conmemorativa del onceavo aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa concluyó de manera violenta en el Zócalo de la Ciudad de México. A pesar de que la Secretaría de Gobernación (SECGOB) emitió un comunicado indicando que el saldo fue blanco, los hechos en el centro histórico de la capital contaron con enfrentamientos.
La movilización se llevó a cabo el 26 de septiembre, donde más de 4,000 personas, entre padres, madres, activistas y organizaciones civiles, se reunieron en el Ángel de la Independencia y marcharon por el Paseo de la Reforma. Durante la marcha, los participantes recordaron a los normalistas desaparecidos, exigiendo justicia y respuestas del gobierno federal.
Al llegar al Zócalo, algunos manifestantes, presuntamente anarquistas y con el rostro cubierto, lanzaron bombas molotov, piedras y otros objetos contra los policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que resguardaban la zona. Entre las 18:20 y las 19:00 horas, se registraron enfrentamientos, durante los cuales los elementos de seguridad respondieron con gases lacrimógenos.
La tensión aumentó considerablemente, ya que los manifestantes causaron daños y realizaron saqueos en tiendas de conveniencia del área. Sin embargo, hacia las 19:15 horas, las hostilidades parecieron disminuir temporalmente, aunque continuaron los actos de vandalismo en la Plaza de la Constitución.
Los asistentes a la marcha llevaron consigo fotos de los normalistas desaparecidos y pronunciaron consignas como: “¡Porque vivos se los llevaron… vivos los queremos!”. A lo largo de la manifestación, se realizaron pintas en edificios y monumentos con frases como: “¡26 de septiembre no se olvida!” y “Ni perdón ni olvido”.
El evento, que se ha convertido en una tradición para recordar a los estudiantes desaparecidos, refleja la continua lucha de sus familias por justicia. A pesar de los disturbios, la Secretaría de Gobernación de la CDMX informó que, al final de la noche, no hubo daños considerables a la infraestructura ni heridos graves entre las fuerzas de seguridad, lo que se consideró un saldo blanco en medio de la confrontación.