El exfutbolista Omar Bravo se encuentra en el centro de un escándalo que ha puesto en aprietos a la FIFA y al próximo Mundial 2026. Tras ser detenido, Bravo había sido considerado para un papel destacado como embajador del evento en Guadalajara, pero su situación legal ha cambiado drásticamente sus planes.
Con el Mundial a la vista, la FIFA se enfrenta a nuevos desafíos. Las serias acusaciones contra Bravo, que incluyen un caso de abuso sexual contra una menor, han generado preocupación entre los organizadores. Según información de Juan José Frangie, encargado de la organización del Mundial en Guadalajara, Bravo estaba en la lista para ser nombrado embajador de la Copa del Mundo, que se llevará a cabo en tres estadios mexicanos: el Estadio Akron en Guadalajara, el Estadio BBVA en Monterrey y el Estadio Azteca en la Ciudad de México.
Sin embargo, la situación legal de Bravo es grave. Tras ser acusado, las evidencias en su contra son contundentes y ya se encuentra recluido en el Penal de Puente Grande, Jalisco. Su salida de la cárcel no se anticipa en el corto plazo. Frangie comentó: “Lo teníamos enlistado como embajador del Mundial. Todo dependerá de lo que determine el juez. Si es culpable, se retirará de la lista. Es una sorpresa y una tragedia lo que está sucediendo”.
Juan José Frangie, quien también es presidente municipal de Zapopan, expresó su consternación, afirmando que conocía a Bravo desde sus días en las Chivas de Guadalajara, entre 2005 y 2007, una de las épocas más brillantes del futbolista. Bravo, quien participó en el Mundial de Alemania y anotó dos goles en su primer partido, era visto como una figura ejemplar en el deporte.
Ahora, tanto Frangie como la FIFA se ven obligados a buscar un nuevo embajador para el Mundial 2026 en Jalisco, donde se esperaba que Bravo fuera un invitado destacado debido a su exitosa carrera como futbolista profesional. El escándalo no solo afecta la imagen del exjugador, sino que también plantea serios retos a los organizadores del evento mundial.
