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Aprendiendo a regar: errores comunes que queman tus plantas

Riegas mal tus plantas y no lo sabes; descubre por qué se están quemando y cómo cuidarlas mejor.

El riego inadecuado de las plantas puede ser la causa oculta de su muerte. Muchos, incluyendo a quienes inician en la jardinería, ignoran que un simple error al regar puede llevar a que sus plantas se quemen y mueran. Esta situación no solo afecta la estética del hogar, sino que también puede generar frustración y desánimo en quienes buscan conectar con la naturaleza.

El caso del Palo de Brasil

Mi primera experiencia con las plantas comenzó con un palo de Brasil, que me regalaron tras meses de insistencia. No requería mucho mantenimiento y su riego era cada dos o tres semanas, lo que lo hacía ideal para mis apretadas jornadas laborales. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos, la planta se secó y, lo que es peor, se quemó. Al investigar más sobre el cuidado de las plantas, descubrí que había cometido varios errores, siendo el más crítico el hecho de mojar las hojas directamente.

Según la constructora Palo de Agua, este error es común y puede provocar enfermedades en las hojas, especialmente si están expuestas al sol. Las manchas que se observan son, en muchos casos, resultado de la combinación del agua en las hojas y la intensidad de los rayos solares. Por otro lado, durante la noche, el frío puede favorecer el desarrollo de moho, lo que varía según la especie de la planta.

Errores comunes al regar plantas

Además del riego directo sobre las hojas, hay otros errores que suelen pasarse por alto. Por ejemplo, el Jardín Botánico de la UNAM recomienda regar las suculentas y algunas otras plantas por la tarde o noche, ya que este es el momento en que realizan el intercambio gaseoso, optimizando así el riego. En contraste, Be Green sugiere que regar por la mañana puede ser más beneficioso, ya que la actividad metabólica de las plantas comienza con la salida del sol.

Para evitar que tus plantas sufran, es crucial prestar atención a la temperatura del agua; esta debe estar a temperatura ambiente para evitar un shock térmico. También es esencial asegurarse de que la tierra esté seca antes de regar, lo que permite un crecimiento saludable de las raíces. Además, se recomienda hacer riegos profundos cada dos o tres semanas en lugar de regar poco a poco y de forma constante.

Finalmente, la cantidad de agua es fundamental: un exceso puede hacer que las raíces se ahoguen y pierdan oxígeno, llevando a la planta a marchitarse. Por esta razón, las macetas suelen tener orificios en la parte inferior para facilitar el drenaje.

En resumen, cuidar de nuestras plantas es una tarea que requiere atención y conocimiento. A veces, un simple error de riego puede ser la diferencia entre una planta prospera y una que se quema. Así que la próxima vez que te dediques a tus plantas, recuerda estos consejos y dale a cada una el cuidado que merece.

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