El 21 de agosto, a las 10:00 a.m., un dron cargado de explosivos derribó un helicóptero UH-60 en la zona rural de Amalfi, Antioquia, causando la muerte de doce policías que realizaban una misión antinarcóticos. Tras el impacto, los uniformados fueron atacados con ráfagas de fusil por hombres armados que disputan el control de la vereda Los Toros, un territorio de difícil acceso.
La situación en esta región se ha vuelto crítica. Según una carta de Luis Eduardo Martínez, secretario de Seguridad de Antioquia, desde el 31 de mayo se han registrado enfrentamientos entre las estructuras del Clan del Golfo y el Frente 36 de las Farc en el sector de Los Balcones, en la vereda mencionada. El 2 de junio de 2025, el presidente de la Junta de Acción Comunal de Los Toros desapareció, generando una gran preocupación entre los habitantes, quienes enfrentan una creciente ola de violencia.
Inseguridad creciente y respuesta insuficiente
Martínez destacó en su carta que “los habitantes del municipio han sido testigos de un incremento sostenido de hechos delictivos, amenazas y desplazamientos forzados”. La presencia de grupos armados ilegales ha desbordado la capacidad de respuesta del personal policial y militar, complicando la seguridad en las comunidades rurales y urbanas.
Las disidencias del Frente 36 de las Farc, bajo el mando de alias Calarcá, junto con el Clan del Golfo, han generado un ambiente de creciente inseguridad y zozobra entre la población civil. Los recientes hechos indican que la situación no solo afecta a los uniformados, sino también a toda la comunidad, que vive con miedo constante.
Este ataque, que se suma a una serie de incidentes violentos en la región, refleja la complejidad de la lucha contra el narcotráfico y la presencia de grupos armados que amenazan la estabilidad de Antioquia. La realidad es que la respuesta de las autoridades es insuficiente para manejar la crisis que se vive en la zona.
