Un artefacto explosivo a control remoto fue encontrado en una unidad de transporte público en Lima, encendiendo las alarmas entre las autoridades y los trabajadores del sector. Este dispositivo, que fue desactivado por el personal especializado de la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX), marca el surgimiento de una nueva modalidad de extorsión que intensifica el clima de temor y riesgo para choferes, cobradores y pasajeros.
Extorsión con tecnología avanzada
El responsable detrás de esta amenaza ha sido identificado como Miguel Ángel Marín Masetti, conocido por su alias “Tito”. En un mensaje dejado entre los asientos de la combi, exigía pagos a los transportistas de la ruta Avenida Colonial Lima-Callao y advertía de consecuencias fatales si no cumplían: “Esto es una advertencia y pequeña muestra de mi poder para todas las combis de la ruta. A la próxima será un chofer y un cobrador muertos”, decía el comunicado. También proporcionaba un número de WhatsApp para que las víctimas se comunicaran.
La Policía ha vinculado a Tito con al menos ocho hechos delictivos relacionados con la extorsión y el cobro de cupos en la capital peruana. La introducción de explosivos controlados a distancia representa un cambio significativo en las tácticas de intimidación. Según el coronel PNP en retiro Henry Huertas, la utilización de detonadores a distancia permite a los delincuentes ejercer una presión más directa y constante en los puntos neurálgicos del transporte urbano.
Impacto en el sector de transporte
La situación ha generado un ambiente de inquietud en el sector, donde el silencio y la reserva predominan debido al miedo a represalias. Un transportista que esperaba en el Óvalo Dos de Mayo expresó: “Estamos en un peligro nosotros también”. Este clima de miedo, exacerbado por la posibilidad de detonaciones a distancia, ha alterado las dinámicas y rutinas para quienes dependen de estos servicios.
Este avance tecnológico en las bandas delictivas también responde a la creciente rivalidad entre organizaciones criminales en zonas clave de la ciudad. Los testimonios policiales sugieren que Tito busca consolidar su control sobre rutas lucrativas, utilizando los fondos obtenidos mediante amenazas para financiar disputas territoriales con grupos como El Monstruo y los Anti Tren.
Antes de recurrir a explosivos sofisticados, las amenazas a los transportistas incluían el envío de sobres con balas o la colocación de granadas desactivadas. El paso a artefactos con sistemas de control remoto y la explicitación de castigos mortales representan un aumento en la agresividad y capacidad de daño de los extorsionadores.
En las últimas semanas, este temor se ha reflejado en el aumento de tarifas del transporte público, mientras que la oferta de servicios ha disminuido debido a las amenazas. Solo en 2025, se han reportado decenas de víctimas mortales relacionadas con ataques vinculados a la extorsión a choferes y cobradores en la capital.