Japón se encuentra en medio de una inesperada crisis cervecera provocada por un ciberataque. Este ataque ha afectado gravemente a Asahi, la principal cervecera del país, responsable de la popular Super Dry y otras marcas reconocidas como Peroni y Grolsch. Tras la intrusión de un grupo de hackers, la compañía se ha visto obligada a detener la producción en la mayoría de sus 30 plantas, lo que ha dejado a bares y supermercados sin existencias.
Desde hace una semana, minoristas y cadenas de conveniencia como Lawson, FamilyMart y 7-Eleven se preparan para la inminente falta de cerveza en los estantes. Asahi no solo ha detenido la producción, sino que también ha cancelado el lanzamiento de nuevos productos debido a que sus sistemas de pedidos y distribución han sido desactivados. La situación ha llevado a la compañía a recurrir a métodos tradicionales, como el uso de teléfonos y papel, para intentar gestionar los pedidos, según informó la agencia de noticias japonesa Kyodo.
Un portavoz de Asahi afirmó: “No se vislumbra una recuperación inmediata de nuestro sistema por el momento. Los envíos habituales siguen detenidos. La producción no se ve directamente afectada, pero se ha detenido porque los envíos están suspendidos”. A medida que la situación avanza, supermercados advierten que podrían quedarse sin cerveza en un par de días, mientras que los bares izakaya evalúan cambiar de proveedor, sabiendo que esto podría desagradar a sus clientes más leales.
La magnitud del impacto se aprecia en cifras: Asahi produce aproximadamente 6,7 millones de botellas grandes de cerveza al día, un volumen que ahora está atrapado en fábricas y almacenes incapaces de procesar pedidos. Aunque la empresa ha asegurado que no se han filtrado datos de clientes, el ataque de ransomware ha paralizado su capacidad operativa en el mercado japonés y ha llevado a una caída leve en el valor de sus acciones.
Este incidente resalta una vulnerabilidad significativa en la infraestructura industrial de Japón, país conocido por su eficiencia. Según expertos en ciberseguridad del grupo Nihon Cyber Defence, las empresas japonesas son cada vez más atractivas para hackers extranjeros debido a sus defensas débiles, reflejándose en un aumento del 12% en ataques en comparación con el año anterior. La situación de Asahi es emblemática en un contexto más amplio de ciberataques que han afectado a grandes corporaciones, como el reciente caso de Jaguar Land Rover en el Reino Unido, que también experimentó un ataque devastador que congeló su red de proveedores y producción.
La cuestión que subyace en todo esto no se limita a la cerveza japonesa o los automóviles británicos; es un reflejo de la fragilidad de las cadenas de suministro modernas frente a las amenazas cibernéticas. A medida que las empresas han reforzado sus defensas contra ataques directos, los delincuentes han aprendido a apuntar a los eslabones más vulnerables de estas cadenas, interrumpiendo no solo una compañía, sino todo un ecosistema conectado. Este ataque a la cerveza más popular de Japón sirve como un recordatorio de que la lucha por el control de los sistemas puede afectar incluso lo más cotidiano, como disfrutar de una cerveza con amigos.