La aplicación Sora, desarrollada por OpenAI, ha sido lanzada para dispositivos Android, permitiendo a los usuarios crear videos generados por inteligencia artificial a partir de simples indicaciones de texto. Esta herramienta ha ganado popularidad rápidamente, similar a su versión para iOS, que alcanzó un millón de descargas en solo cinco días tras su lanzamiento en septiembre.
El debut de Sora en Android no solo amplía su base de usuarios, sino que también incrementa su alcance potencial, ya que Android representa aproximadamente el 70 % del mercado de teléfonos inteligentes a nivel global. Esto marca un avance significativo en la adopción de videos generados por IA, un campo en el que empresas como Google y Meta ya han incursionado.
Sora se destaca no solo como una herramienta de generación de imágenes a video, sino que también presenta un feed al estilo de TikTok, donde los usuarios pueden explorar clips generados por otros. Entre sus características se incluye la herramienta Cameo, que permite a los usuarios protagonizar sus propios videos. Además, se están lanzando constantemente nuevas funciones, como los avatares reutilizables de mascotas y objetos del mundo real, conocidos como Character Cameos.
A pesar de su éxito, Sora enfrenta críticas en relación con la gestión de imágenes y personajes protegidos por derechos de autor. Tras recibir numerosas quejas, OpenAI ha cambiado su política para requerir consentimiento explícito de las personas y titulares de derechos cuyas imágenes sean utilizadas en la aplicación. En el futuro, se prevé que la empresa incluso permita a los titulares de derechos cobrar tarifas adicionales por el uso de sus imágenes.
El lanzamiento de Sora para Android sugiere un interés significativo en la creación de contenido a través de esta tecnología. Aunque se espera un incremento en la cantidad de contenido generado, la calidad de este podría variar, manteniendo la posibilidad de que muchos videos sean de calidad mediocre. La democratización de la creación de contenido no implica necesariamente que las ideas innovadoras sean más frecuentes.
La llegada de Sora también plantea preguntas sobre la autenticidad y la verificación de los contenidos. Con la capacidad de generar videos convincentes para cualquier persona, surge la preocupación sobre cómo verificar lo que es real y la identidad de las personas representadas. A medida que Sora se vuelve más común, la presión por establecer normas éticas desde el inicio de su uso solo aumentará, especialmente si los usuarios se ven retratados en situaciones que nunca ocurrieron.































































